Lunes 15 de abril de 2019. A las 18.50, comienza a verse torres de humo negro saliendo de la Catedral de Notre Dame. No es una película, ni mucho menos. Miles de personas enfocan su celular hacía allí, mostrando al mundo lo extraordinario: el monumento histórico más visitado de Europa comenzaba a arder en llamas.
Es un increíble edificio conformado por torres de 69 metros de altura. Por el frente tiene tres enormes entradas y uno de sus puntos más importantes y visitados es la campana mayor, Emmanuel, que pesa una de las 13 toneladas y es la que cuidaba el famoso «jorobado de Notre Dame», en la historia de Víctor Hugo y la película de Disney.
La construcción de la catedral comenzó en 1163 por orden del obispo Sully y el papa Alejandro III. Finalizó en 1345 y se bautizó “Nuestra Señora” en honor a la virgen María. Está ubicada en la pequeña Isla de la Cité, en París. Se trata de una pieza arquitectónica del llamado estilo gótico y en ciertos detalles esculturales se diferencia del estilo romano.
En 1786 llegaría el primer conflicto importante para la Catedral. La aguja central debió ser retirada por las inclemencias climáticas que la averiaron. Ya en 1790 llegaría la etapa más oscura de la historia de Notre Dame. Luego de la Revolución Francesa fue desacralizada y muchos de sus bienes fueron robados o vendidos. Además, se utilizó como almacén por un tiempo. Sí… como almacén.
Napoleón Bonaparte, en 1802, devolvió su uso a la Iglesia Católica. Lógicamente, luego de 12 años de maltrato, la Catedral perdió su atractivo turístico. Pero para reavivar esto, fue fundamental la aparición de la novela Nuestra Señora de París, escrita por Víctor Hugo, que tiene como escenario principal al histórico monumento.
Los arquitectos Eugène Viollet-le-Duc y Jean-Baptiste Lassus, defensores del naciente estilo neogótico, encabezaron una serie de modificaciones para que el templo volviera a ser lo que fue en su momento. Los edificios circundantes al mismo fueron demolidos, se colocó una aguja central de 96 metros de altura y también se instalaron las míticas gárgolas, las cuales se hicieron famosas por la historia de Víctor Hugo, en la que el jorobado Quasimodo, cuidador de las campanas de la iglesia, se enamora de la gitana Esmeralda.
Las gárgolas también tenían dos funcionalidades: una simbólica y otra más práctica. La primera de estas era utilizada por los clérigos, para hacerle visualizar a la Europa medieval los horrores del infierno e incentivar la convocatoria a la iglesia. El analfabetismo sufrido por la mayor parte de la sociedad de ese momento facilitaba esta tarea. Por otro lado, recogen el agua de lluvia que cae sobre el techo y la expulsan lejos de las paredes de piedra que conforman su estructura.
Durante la denominada Comuna de París, movimiento insurreccional que gobernó Francia entre marzo y mayo de 1871 instaurando un proyecto político popular socialista autogestionario, Notre Dame sufrió severos daños y hasta estuvo a punto de ser quemada. Luego de este lamentable episodio, llegaba nuevamente la tranquilidad. Y otro hecho histórico tomaba lugar en la iglesia. En 1909, Juana de Arco sería beatificada por el papa san Pío X.
A lo largo de los años, lógicamente, siguieron haciéndose reformas, pero éstas tenían que ver más que nada con el mantenimiento de ciertas piezas. El lamentable episodio de la última semana movilizó a una enorme cantidad de personas que hicieron donaciones para reconstruir las partes afectadas por el incendio. En aproximadamente dos días se recaudaron 850 millones de euros. Además, el gobierno francés, para incentivar a los grandes empresarios nacionales, propuso una reducción de impuestos del 60% para aquellos que se dediquen a la filantropía cultural.
Diego Martín López