En los últimos días, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lanzó un nuevo sistema de contenedores inteligentes de basura que tienen la particularidad de que para su uso se necesita una tarjeta magnética. Por el momento, se colocaron 18 unidades alrededor de Capital Federal -siendo las de Avenida Corrientes las primeras inauguradas- y extenderán a 24, pese a que no saben aún si seguirán expandiendo la medida ya que se trata de una prueba piloto a futuro.
Eduardo Macchiavelli, Ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires, comunicó que la nueva medida buscará evitar que las personas se metan dentro y saquen basura de los contenedores. «Va a mejorar mucho la limpieza de la Avenida Corrientes», agregó. Su mecanismo es a través de un lector que en contacto con la tarjeta realiza la apertura de la tapa superior del artefacto y luego se cierra con un sistema similar al de un imán, lo cual hace que no puedan ser abiertos. A su vez, buscará poder acceder de manera estadística a la información sobre los horarios, materiales, hábitos y demás del desecho de residuos que arrojan los porteños. Por ejemplo: los porteros de los edificios deberán sacar la basura entre las 20 y las 21, de otra manera serán multados. Este tipo de instrumento también se utiliza en ciudades de Italia como Venecia, Pisa, Siena y en otras tantas de Europa.
Sin embargo, el nuevo sistema no tuvo la esperada recepción. La gran problemática surge desde dos sectores. El primero es el de los trabajadores que viven de los residuos (cartoneros, vendedores de cobre y/o plástico, etc) quienes con este nuevo mecanismo se ven afectados para trabajar, cuya vocación es de los empleos más apartados dentro del mundo laboral por sus condiciones y el escaso salario recibido. Sergio Sánchez, presidente de la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCYR), encabezó una pequeña marcha en el cruce de las Avenidas Callao y Corrientes durante la semana, donde manifestó: “Es una heladera magnética matapobres porque hay mucha gente que vive del reciclado y de la comida que se tira. Es un nuevo ataque hacia un sector excluido, hacia los trabajadores que se quieren ganar la moneda. Es el último eslabón de los pobres. Desde los contenedores se come y se trabaja”.
Además, tanto el movimiento como algunos ciudadanos defendieron la posición de los carenciados, quienes pudieron tener su voz dentro del reclamo. Igualmente, cabe destacar que la medida solamente es a modo de prueba y que en las calles transversales a donde están ubicados los nuevos contenedores siguen estando los actuales, que pueden ser abiertos manualmente o a presión con el pie.
Pese a los reclamos por parte de las organizaciones sociales y los gremios de los trabajadores de reciclado, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires buscará continuar con la medida establecida a modo de prueba piloto, ya que a su entender se hizo una interpretación fallida del nuevo mecanismo, argumentando en base a que solamente son 18 los nuevos contenedores inteligentes sobre un total de 28.000 que están distribuidos por Capital, lo cual da un promedio de 583,33 contenedores por barrio. También comunicaron que se recolectan 7.300.000 de kilos diarios de basura, de los cuales 400.000 son de materiales reciclables y que el principal objetivo de la crítica hacia esta posible novedad es tapar la obra que se realizó a lo largo de la Avenida Corrientes.
Ramiro Boz