En la trayectoria de Juan Martín Del Potro las lesiones, lamentablemente, son moneda corriente: 16 retiros y 2 walk over. Pero gracias a la determinación y al profesionalismo de sus kinesiólogos pudo volver a las canchas para intentar pelear por cosas importantes. La noticia de la incorporación del médico español Ángel Ruiz Cotorro lleva a recordar a otros que tuvieron en sus manos la responsabilidad de llevar adelante la recuperación del tandilense.
Diego Rodríguez fue uno de ellos y de los más importantes. El kinesiólogo entrerriano logró quitar el dolor y las molestias de la muñeca de Delpo. Sin embargo, esto no fue sencillo ya que tuvieron que pasar dos años con la imposibilidad de competir, y tres cirugías. De cualquier manera, las consecuencias de la labor en conjunto fueron positivas: la gloria alcanzada en Croacia con la Argentina en la Copa Davis tuvo un valor emocional agregado. Para Diego fue una experiencia memorable y única, a pesar de ya contar con un repertorio de vivencias al lado de tenistas tales como Nalbandian y el «Chucho” Acasuso. “Juan aceptó cambios en la metodología de trabajo, fuimos trabajando prioridades: primero, sacar el dolor de la mano, porque le costaba mucho pegar de revés; luego trabajar todo su estado físico y llegar a fin de año en condiciones de enfrentar a un número uno”, fueron las palabras de Rodríguez. La importancia de encontrar a un profesional con buenos métodos y experiencia en la Argentina fue vital para Juan Martín, quien depositó su confianza desde el primer momento en quien ahora considera un amigo.
El doctor Jorge Batista fue otro de los que estuvo a la par del número 8 del mundo de manera más reciente. El integrante del departamento médico de Boca Juniors atendió las molestias sufridas durante el Masters 1000 de Shangai frente a Borna Coric. El plan a seguir fue el de empezar una terapia regenerativa para recuperar el cartílago de la rodilla derecha y tratar de evitar a toda costa la intervención quirúrgica. El argentino volvió en Delray Beach, en febrero, pero las incógnitas no hicieron más que aumentar. Con este panorama fue evidente el distanciamiento entre Batista y Del Potro, quien empezó a buscar diferentes opiniones sobre su caso con especialistas de otras partes del mundo, para terminar eligiendo al español Cotorro.
La cuestión física constituyó su principal talón de Aquiles. Las cirugías se hicieron más recurrentes, la moral caía cada vez más bajo y muchas veces se temió con una posible retirada definitiva del circuito. Hasta el día de hoy las dudas siguen latentes. Las especulaciones se extenderán hasta su regreso, cuando se podrá evaluar si este repertorio de dolencias físicas se encuentra con una nueva recuperación exitosa. Las novedades por parte del español que supo atender a Rafael Nadal son positivas, pero por el momento no queda más que esperar por lo mejor en su futuro.
Nota por: Belén Medina