«Buenas noches Buenos Aires, una alegría volver a estar acá». Así encaró al escenario Andrés Ciro Martínez en el Monumental, estadio que presenció la despedida de Los Piojos en el 2009. Un recital cargado de nostalgia “piojosa”. Pero la organización también cumplió con su parte: los teloneros fueron los viejos compañeros de Ciro. Primero estuvo Chuky de Ipola, luego La Que Faltaba, de Miguel Ángel Rodríguez y finalmente La Chilinga, con el baterista Daniel Buira, todos ex Piojos.
En una jornada histórica, el pasado sábado Ciro se consagró ante una multitud como el primer artista argentino en llegar a River Plate con dos proyectos distintos. La espera de la multitud por alrededor de unas seis horas tuvo una enorme recompensa musical, coronada con un emotivo reencuentro con viejos amigos de un glorioso pasado.
El comienzo del recital fue a tono con la previa, «Vamos Los Piojos». Inmediatamente después del saludo inicial, Ciro dejó en claro que estaba cumpliendo un sueño, haciendo mención a lo siguiente «Me junté con Juan (Gigena Ábalos). Él me preguntó cuál era mi idea, hacer una banda, ponernos a ensayar. Yo le dije: ‘Mi idea es tocar en River». La gente acompañó el momento con aplausos y ovación.
Con banderas, y muchas remeras piojosas, la noche parecía una postal noventista, de esas que ya no se ven tan seguido. “Fácil” y “Desde lejos no se ve” hicieron vibrar Núñez con los saltos de la multitud.
A pesar de que la noche fue “piojosa”, Naranja persa 2 marcó territorio con Prometeo, y siguió haciéndolo poco después con “Un hombre más”, “Por cel” y “Dale darling”, intercaladas con otras piezas de diferentes cosechas.
Retomando a los recuerdos, el amor llegó rápido y efectivo, una melodía directo al corazón con “Canción de cuna”, y ese protagonista implícito en la letra se hizo presente a los pocos minutos.
El nexo con las generaciones más jóvenes estuvo a cargo de Alejandro Ciro Martínez- su hijo -, que subió al escenario y que, como pez en el agua, hizo un mash up de Pistolas con She don’t give a FO, del trapero Duki. En el tema “Tan solo” el hijo del cantante agregó “quizás no sea el Fortnite” – juego de play de moda- en lugar de “quizás no sea el vino”. Aplaudido por todo el campo, se retiró; pero antes le pidió a su padre el micrófono y saludó a toda su familia, sus amigos, “Santino, Mati y todos los que me conocen”. También subió la hija de Rubén Rada, Julieta, quien luciría su potencia vocal y su herencia recibida de papá.
Las sorpresas seguían, una noche llena de recuerdos. “Los que vinieron a River la última vez se van a acordar de él”, presagió Ciro, y Alejandro Bellosa, el fanático que había sido la voz de todos aquellos los que lágrimas le dijeron adiós a “Los Piojos” salió a escena. «Hace nueve años despedíamos a la banda más importante de nuestras vidas. Yo tenía el honor de leer una carta que les había mandado. Desde entonces seguí al proyecto nuevo. Hoy volvimos con Naranja Persa 2, en River Plate. ¡Llegamos, muchachos! Son músicos del carajo y enormes personas. Festejemos que estamos juntos”, cerró, emocionado y ovacionado.
Finalizando el show, después de tocar tres horas y veinticinco minutos, Ciro cerró la noche con la siguiente frase «Gracias por acompañar a Los Persas todos estos años. Gracias por estar acá a pesar de la crisis y de lo difícil que es comprar una entrada».
Martín Santos
2° «B» T.N.