En una mañana cálida de Buenos Aires pude contactarme con Gustavo, quien se encuentra actualmente en Japón debido a su extensa agenda laboral. La charla fue muy amena y contó desde sus comienzos hasta los proyectos que tiene para un movido 2019.
Estudiante de danza en el Teatro San Martín desde los 14 años, su vida siempre estuvo ligada al ambiente artístico. Desde los 8 años con su escuela participó de varios festivales por Argentina y Brasil, donde ya mostraba su talento para el baile y el canto. De la mano de Beatriz Matar y Agustín Alezzo se perfeccionó en teatro y logró ganar una beca para estudiar en Nueva York.
Sus primeros trabajos en este ambiente no tardaron en llegar, fue a los 18 años donde pasó un duro casting para ser parte de GIPSI, una obra colmada de actores famosos. Además, en esa época comenzó a trabajar en el programa de Susana Giménez, como uno de sus bailarines.
En 2018 Gustavo Zajac hizo en Argentina EL VIOLINISTA EN EL TEJADO, una obra emblemática en todo el mundo. Gustavo fue su director y expresó: “Fue una experiencia absolutamente gratificante, cuenta una historia similar a la de mi familia”. La obra habla de la vida de familias judías en Europa del este de donde también proviene la familia Zajac.
Esta obra ya había sido dirigida por él en el 2008 en Seúl, y fue partícipe de la versión realizada en Broadway siendo asistente de dirección: Pero en esta ocasión tiene un gusto diferente porque es en su país. Además, se reunió con su “actor favorito” Raul Lavie con quien se conoce desde hace muchos años, trabajó en reiteradas oportunidades y con quien se siente “en familia”. Precisamente, esta es la cuarta ocasión en la que trabajan juntos, las anteriores obras fueron: EL HOMBRE DE LA MANCHA, VICTOR, VICTORIA y MADERO TANGO.
El director argentino es reconocido mundialmente, realizó obras muy exitosas en Tokio, Seúl y Broadway. Él explica que estas plazas teatrales fueron sus “grandes escuelas” y recalca que en nuestro país, debido a que no existe todavía una industria armada, nos falta mucho por aprender.
Estos destinos le permitieron expandirse laboralmente, perfeccionarse y aprender aún más de dirección y coreografía. En años anteriores llegó a tener obras simultáneas en Broadway, Seúl y Tokio. Para ello tuvo que adaptarse a lo que requerían los distintos públicos de cada país.
En Argentina, con la crisis económica que se vive, existe una realidad diferente y cuenta que el teatro es afectado por esta situación económica actual debido a que no es “una actividad primaria para la sociedad argentina”. Respecto de años anteriores “hubo una merma del 20% de espectadores”. Sin embargo, con el VIOLINISTA EN EL TEJADO, dijo: «estuvimos entre los primero 3 espectáculos más vistos».
Zajac, con un tono más decepcionado, remarcó que en los buenos momentos del país también es perjudicado el teatro ya que la gente decide utilizar el dinero en “viajes al exterior” o cualquier otro gasto o inversión. Con más enojo en su voz, evidenció: «El teatro no es valorado en Argentina como en otros países donde la actividad si es primaria y se posee una industria seria y profesional».
Ya más suelto, contó que sus obras son como sus hijos a las que les destina muchas horas y concentración y no puede decir cuál le gusta más. Pero si destacó que EL VIOLINISTA EN EL TEJADO y NINE son las obras que más hizo y con las que más se siente cómodo. En cambio NATIVA fue un musical que le costó por el desconocimiento que tenía, en ese momento, de música folklórica, pero que al final le llevo mucha felicidad, consiguiendo varios premios.
Terminando la nota, Gustavo mostró la gran agenda que tiene para un 2019 lleno de viajes. El recorrido empieza durante abril en Estados Unidos, donde dirigirá el musical FRIDA, que muestra la vida de la artista plástica y su marido Diego Rivera. Luego fue invitado a Roma para ser jurado en un certamen de baile y dar clases de teatro y coreografía en esa misma ciudad.
La vida de este gran artista argentino muestra que a pesar de que nos falta mucho por aprender, como el nos expresó, tenemos material humano de sobra para poder exportar al mundo y poder generar una industria teatral propia de alta calidad y comparable con las mejores plazas del mundo.
Hernán Krawiec
2° «B» T.N.