La parroquia Stella Maris de Villa Luzuriaga, partido de La Matanza, comenzó hace 12 años a promover el deporte dentro de su establecimiento. En un principio se desarrollaron solamente fútbol masculino y hockey femenino, ambos deportes para menores. En los últimos años se incluyó el crossfit, el cual es para gente de cualquier edad.
El deporte es una de las principales actividades que sacan a los jóvenes de las calles. Es donde pueden socializar, creando lazos y obteniendo un sentido de pertenencia a un determinado grupo. Pero muchas veces, los precios elevados de los clubes barriales hacen que se imposibilite la concurrencia de los chicos de bajos recursos a estos lugares.
A pesar de existir plazas o potreros en las que puedan ir a practicar fútbol, o algún otro deporte, esto no es lo ideal, ya que a fin de cuentas siguen en la calle, y de está es de donde hay que sacar a los jóvenes de más necesitados, para que no sean influenciados y llevados por mal camino.
En una cancha humilde, los profesores no solamente enseñan la técnica y el reglamento de un determinado deporte, sino que también les transmiten valores y creencias muy importantes para su futuro. Esto es algo fundamental para el desarrollo mental de los más pequeños, los cuales no siempre reciben estas enseñanzas en sus respectivos hogares.
El precio mensual de la cuota es simbólico, y aquellos que no puedan abonarlo en su totalidad pueden asistir igualmente, pueden colaborar con lo que tengan. La idea de las escuelitas de fútbol y de hockey es que todos los chicos de bajos recursos de la zona puedan asistir, sin excluir a nadie.
El deporte se realiza de una forma recreativa. Se entrena dos o tres veces por semana, dependiendo de la categoría, y en un principio no se diputaban torneos regularmente. Cada tanto se realizan amistosos con otros clubes del barrio. La intención es promover los valores y la actividad física, no la competitividad y la rivalidad.
Con el paso del tiempo, la iglesia fue aceptando más cosas. Actualmente se disputan más amistosos y también llevan a los chicos a algún disputar algún mini torneo. Algunos duran un solo días, y son los conocidos como torneos relámpago, y los más largos que disputan se llevan a cabo en los dos días del fin de semana.
Pero el cambio más grande que se dio en la parroquia Stella Maris fue la suma de un salón de Crossfit dentro de las mismas instalaciones.
Hace aproximadamente un año y medio se comenzaron a dar clases de Entrenamiento Funcional y Crossfit, pero ya no para los más necesitados, sino para todo el mundo. Con precios más económicos comparado al resto de lugares, pero sin apuntar a los más chicos, sino a un público más mayor.
Una de las curiosidades más grandes, es que el mismo cura de la iglesia entrena en este lugar. El Padre Nacho, de 33 años, entrena Crossfit los 5 días de la semana. Él es el hoy en día está promoviendo estas actividades. Continuó con la idea del Padre Roberto, ya fallecido.
Pirámide Invertida le preguntó sobre el inicio, el presente y el futuro del proyecto:
-¿Hace cuánto tienen deportes y quien decidió incluirlos?
-Con el correr de los años, el lugar se hizo más que un punto de encuentro para profesantes de la religión, más precisamente hace 12, cuando por el 2006 decidieron incorporar la práctica de actividades deportivas. El fútbol fue el primero en aparecer; 365 días más tarde fue el turno del hockey y el último en sumarse fue el crossfit, desde el 2017. La idea fue gestada por el Padre Roberto, amante de los deportes, que veía cómo los chicos jugaban en las calles de tierra aledañas al complejo. Él quería alejarlos de las peligrosas calles y darle la posibilidad de seguir haciéndolo, pero bajo un entorno sano y de fe.
-¿Se vio modificada la parroquia con la inclusión de los deportes? ¿Planean añadir más actividades?
-No siempre tuvo la fachada que tiene ahora; las canchas de fútbol y hockey eran un terreno que formaba parte de la parroquia pero a los que no se les daba uso. En ese momento, el padre decidió poner allí las canchas. Con el crossfit, en cambio, decidimos ponerlo en un salón que estaba dedicado a Caritas, remodelándolo y distribuyendo mitad para la práctica deportiva y mitad para la actividad benéfica. Si bien la idea siempre es seguir sumando actividades, la poca disponibilidad de espacio y los costos lo limitan.
-¿Fue bien aceptado desde un comienzo?
-En su creación generó revuelo entre los creyentes, molestos por el “descontrol” que causaban los chicos. Era algo inusual e innovador a la vez; mezclar el deporte con la religión no era algo que a todos les simpatizaba de la misma manera. Con el tiempo, la gente se fue acostumbrando, ya no parecía raro ver niños jugando o recorriendo los pasillos.
-¿Es verdad que usted también practica deportes en la parroquia? ¿Le trajo algún tipo de problema?
-Si, practico crossfit. Cuando se incorporó fue distinto, al no ser algo dedicado para los más jóvenes recibimos algunas críticas, pero nada grave. Generalmente eran de la gente más grande, a la cual le cuesta aceptar cambios. Las mayores críticas las recibí yo por practicar esta actividad.
La práctica religiosa y la deportiva no es algo que suele ir de la mano. Es difícil asociar una parroquia con una entidad deportiva. En este caso, la parroquia Stella Maris reúne las dos características, por un lado, cumple su función espiritual y, por otro, fomenta la actividad deportiva entre sus creyentes y vecinos.
Esto no es bien visto entre las personas mayores, más conservadoras y reacias al cambio, las cuales creen que la iglesia no debe salir de su principal actividad. Pero esta parroquia forma parte de una nueva generación, que busca acercar nuevamente la religión a los jóvenes, a través de valores deportivos.
Leonel David