El guionista de cómics más popular del mundo murió a los 95 años y cubrió de luto a todo un ambiente que creció en gran medida gracias a su aporte. Cuál fue el legado que le dejó a un rubro que explotó en las últimas décadas.
Spiderman, Hulk, Iron Man, Thor, Los 4 Fantásticos, X-Men, Daredevil. Hoy en día esos nombres son conocidos a lo largo del mundo entero, donde muchas personas disfrutan de las historietas, películas y series de aquellos aclamados superhéroes que, además de pertenecer todos a la editorial Marvel, tienen otra cosa en común: fueron creados por el recientemente fallecido escritor Stan Lee.
Quizá muchos lo recuerden más por los 46 cameos que realizó en las producciones de Marvel, pero detrás de ese anciano simpático hay un personaje que fue clave en el planeta de los cómics. Que lo cambió, lo moldeó y, en cierta forma, le dio el cariz a una industria que explotó fuertemente en los últimos 18 años.
Stan Lee -cuyo nombre real era Stanley Martin Lieber– nació en Nueva York en 1922 y ya desde temprana edad soñó con ser un reconocido autor. En pos de alcanzar esa meta, comenzó desde adolescente a trabajar en el mundo de los cómics: a los 17 años ingresó a Marvel como cadete (en esa época de llamaba Timely), y desde ese momento nunca más se alejó de un rubro que no lo atraía. Es más, debido a que no quería manchar su nombre real al firmar las historietas, fue que decidió hacerse llamar con el apodo que lo llevó a la fama, y que tiene que ver con la fonética del original.
¿Por qué fue este escritor tan importante para el ambiente de los cómics? Por la empatía que generó con los lectores a través de sus originales personajes. En una entrevista brindada al periódico The Washington Post, Lee explicó que quería que sus personajes fueran “reales, de carne y hueso y con personalidad”. De esa premisa nació Spiderman, un héroe que a pesar de sus poderes tiene los problemas típicos de cualquier adolescente; apareció Hulk, un personaje que tiene que lidiar con la soledad que le provoca su ira; o surgieron Los 4 Fantásticos, que además de combatir el mal, también deben sobrellevar las diferencias propias de una familia.
A los 95 años, y a pesar de que parecía interminable, el carismático Stan Lee dejó este mundo. Ya no habrá nuevos cameos ni nuevas historias por leer, pero su legado siempre se mantendrá presente en cada gota de tinta que se utilice para darle vida a sus superhéroes. Héroes que no son súper tanto por sus poderes, sino por sus corazones, que bombean los ideales que su creador les transmitió.
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Martín Bugliavaz (2ºB T.N.)