Aunque nos guste o no, la Navidad es la festividad más importante y consumida a nivel mundial, ya no es un tema religioso en donde la fiesta es algo exclusivo de las personas que se consideran cristianas, hoy es un tema más relacionado con el consumo: una fiesta que se ha multiplicado de forma exagerada en gastos de comida, alcohol, y bienes materiales (en la mayoría innecesario).
La Navidad en el siglo XXI se ha transformado en algo realmente extraño que atenta con los principios vitales, que en teoría debería promulgar. El gasto, el consumo y, en consecuencia, el endeudamiento de las familias no hace mas que aumentar año tras año para júbilo de bancos y grandes centros comerciales que se dedican a lanzar el anzuelo para que pican y gasten dinero.
Lo que sucede para muchos en Navidad es extraño porque que gastamos un dinero que no tenemos, en comprar cosas que no necesitamos para impresionar a gente que no nos importa. Mientras, seguimos haciendo más ricos a a los ricos (Bancos, Centros comerciales, etc.) con el agregado de que olvidamos que se celebra algo que, paradójicamente, mucha gente ya no cree: El Nacimiento de Cristo.
Es que, aunque para una parte del mundo occidental se trate de una fecha religiosa, la imagen de los niños y adultos sonrientes, comida exquisita, paz y amor, que abunda, contrasta con una realidad menos fotogénica. Además, en las fechas de Navidad y Fin de Año es cuando más se llenan los hospitales de heridos producto de discusiones, accidentes o intoxicación.
También en estas épocas muchos ambientalistas se quejan por los montones de comida desperdiciada y las toneladas de basura que producimos, en tan pocos días. Según investigaciones realizadas en Gran Bretaña se tira más de 2 millones de kilos de comida a la basura. Además también hay más gasto de combustible y energía, y se talan muchos arboles que son transformados en decoración navideña.
La Navidad esta hecha o pensada para la unión o reencuentro de familiares. Pero no siempre ocurre eso. No todo es alegría, ya que en estas fiestas se suele vivir con ansiedad, bajón anímico, depresión; se afrontan perdidas, ausencias, y disgustos. El psicoanalista Abadí aconseja convivir en armonía estas festividades. Es una época en donde nadie quiere parecerse a él Grinch.
Dicen que la Navidad es un invento de los ricos disfrazado con la religión. “Esta Navidad la pasaré sin nada”, confiesa José un hombre de aproximadamente de 40 años de edad sentado en la calle de Av. Corrientes cerca del gran Obelisco de Buenos Aires. Para el son fechas de mucha tristeza y desolación, desde que vive en la calle.
Las compras navideñas se adelantan. Muchos aprovecharán los descuentos del tradicional Black Friday. Las grotescas campañas de descuentos se unen a unos consumidores que se han más racionales a la hora de planificar sus gastos.
Lo que realmente debería importar en estas fechas es la espiritualidad. Más allá de los regalos materiales, es una oportunidad para enseñarles a los que nos rodean a ser humildes, a apreciar lo que se tiene y a que esa felicidad no desaparezca en el resto del año.
Luis Chacasaguay
2° «B» T. N.