Nómade de la música

No cabe la menor duda de que vivimos en un tiempo de cambios. La sociedad evoluciona y la música, como producto cultural, cambia con ella. […]

No cabe la menor duda de que vivimos en un tiempo de cambios. La sociedad evoluciona y la música, como producto cultural, cambia con ella. Así como las personas buscan romper las estructuras antiguas, hay un nuevo movimiento de artistas que buscan romper lo establecido. Salvador Poletti es un ejemplo de músico que intenta terminar con las etiquetas. Su búsqueda interna lo llevó a darse cuenta de que los géneros en vez de liberarlo, lo limitaban y en esta entrevista hablará de ello.

– ¿Qué instrumentos tocás, Salvador?

– Toco la guitarra y el teclado.

– ¿El género que tocás tiene nombre?

– Mirá, actualmente me encuentro en la búsqueda de romper con la estructura de tocar un solo género. Me formé tocando la guitarra en las primeras bandas de rock que tuve de pibe, a los 15 años. Cuando más me instruí fue tocando jazz en la Escuela de Música Popular de Avellaneda (EMPA) y también sus derivados como el funk. Me considero más allegado a eso. Pero hace poco más de un año, me propuse ser productor musical armando mi disco solista, y la propuesta es fusionar música electrónica, hip hop y los que te mencioné antes. Hoy busco fusionar distintos géneros musicales, no limitarse, y que a la vez sea agradable al oído.

– ¿Y porque pensás que no te podés encasillar con un solo género? ¿Qué le ves al rock o a otro género que no te llena y que no te deja quedarte ahí?

– Yo creo que todo artista necesita una búsqueda que le es eterna, pero que es la búsqueda de encontrar algo que sea honesto consigo mismo. El arte es la expresión de lo que te pasa adentro, hay gente que encuentra la comodidad en un solo género. Hay ritmos como el folklore, el jazz, el tango o el flamenco que para ser profesional necesitás ponerle toda tu atención. Si no estás estudiando, tenés que estar tocando, y si no estás tocando tenés que estar escuchando. Hice eso mucho tiempo y me daba satisfacción, hasta que tuve la necesidad de expresarme y ese no terminaba siendo el medio. La música te acompaña en todo momento y los géneros tienen que ver con estados de ánimo o momentos, cualquiera te puede llenar, pero a la hora de componer busco hacer algo distinto y que sea honesto con lo que me pasa a mí.

-En esa búsqueda de romper el molde ¿También está la parte de la producción, no? ¿Ahí también te corrés un poco de los medios «tradicionales»?

– Sí, también tiene que ver con el avance de la tecnología. Antes el productor era el que estaba atrás de una banda diciendo “ustedes hacen esta música y para que suene bien tienen que hacer esto así, lookearse así”. Hoy en día vos podes producir tu propia música y tener una orquesta inmensa estando solo en tu casa. Igual al querer música instrumental siempre necesitas gente y por eso suelo meter algún invitado, pero romper lo tradicional tiene que ver con eso, cambiar los factores y buscar nuevos resultados.

– ¿Y cómo es el proceso? ¿Llegás a tu casa, te sentás y cómo es? ¿Usas algún software?

– Hoy sentarse a producir lo tomo como tocar un instrumento. Necesitás una constancia, además de la parte creativa. Después es una cuestión matemática. El software que uso es el Ableton Live, que para mí es lo más intuitivo para arrancar de cero. Además te permite ejecutar en vivo, no solo producir en el estudio. Trato de sentarme todos los días, por lo menos un rato para abarcar todos los proyectos que tengo en simultáneo. Hay una parte creativa que es generar el tema y sus ideas, después estructurarlos con los instrumentos; la otra parte es la de sonido que tiene que ver con la mezcla y por último el mastering que sería la parte más auditiva. Los procesos uno los va buscando, hay momentos que tiene que ser natural y que te nazca. Por ahí estoy tocando la guitarra, me gustó una melodía y la producción me da la posibilidad de explotarla al máximo, volcarla y llevarla a un tema.

 

–  ¿Soles tocar en vivo? Recuerdo aquella noche que tocaste en el aniversario de Selection. ¿Cómo conociste a Chris, el dueño, y cómo planeaste el set con Mauro?

– Fue una noche muy linda. Actualmente no estoy tocando en vivo porque estoy abocado al disco. Pero toqué mucho con distintas bandas todos los fines de semana. Pero me opuse a esa onda bolichera que las exprime, las explota, les hace perder tiempo, plata y forma. En el palo de la música electrónica encontré un poco más de valor, a pesar de que no sea lo mismo. A fin de mes voy a presentar la primera parte de mi disco con una propuesta audiovisual: va a estar todo filmado y va a fusionar lo musical con artes visuales, va a estar interesante. Va a ser un Live Set, mezclando mis temas con instrumentos en vivo y con invitados. A Christian lo conocí porque soy amigo de Bassement (otra productora) y él sacaba foto para ellos. A partir de ahí formamos una gran amistad, por momentos es mi hermano mayor, y por otros es el menor, ja. Hemos llegado a vivir en el mismo edificio, es una persona que admiro muchísimo como productor y como persona. Él me presentó a Mauro, yo lo veía tocar en vivo en distintas fiestas ante miles de personas y siempre me gustó su propuesta musical. Cuando empezamos a hablar yo estaba incursionando en un palo de la música electrónica que no era esa música de boliche, sino que iba por un lado más interesante, más musical, cosas quizás más lentas de lo convencional y fusionando música de todo el mundo: culturas latinas, africanas y orientales. Y coincidimos con eso. Mauro es un tipo que tiene elevada por mil esa búsqueda, está todo el día buscando algo distinto, produciendo su música, es un tipo muy talentoso. El quería hacer su live set para el aniversario de Selection y me propuso acompañarlo con las guitarras. La verdad que no tuvimos un gran tiempo de organización pero fue una experiencia muy enriquecedora. Eso fue lo que me terminó de hacer el click. Él es la persona que tengo de tutor en este proyecto, cualquier cosa que necesito es al primero que le pregunto.

-Más allá de no casarte con ningún género, ¿tenes referentes musicales?

– Si, muchos, yo me crié, y me acompaña casi todos los días de mi vida, escuchando al Flaco Spinetta, es como mi máximo referente musical, por ahí no tiene mucho que ver con esta onda electrónica, pero siempre me marca el eje. Me crié escuchando los Beatles. Pero los referentes van evolucionando. Dentro de romper con esa música de boliche hay un muchacho que se llama Acid Pauli, un alemán con mucha historia. En los 90’s le produjo uno de los mejores cd a Bjork, que siempre propuso hacer algo distinto. Hoy Acid tiene un Live Set único, que te pasea por todos lados en una noche con un concepto armónico interesante. También hay un alemán que se llama Monolink que hace techno con su guitarra y su voz. Se viene eso, es el futuro, es la posibilidad de hacer música distinta sin perder el eje. Cerati también tiene una etapa de solista que parece electrónica pero que nunca pierde su esencia. Discos como Canada que van más allá, con beats de hip hop pero que son cosas honestas, porque le salen así y también lo siente así. No se enrosca en ver que está tocando, sino que simplemente toca.

– ¿Ves que Argentina tiene recepción de este movimiento? ¿O considerás que le falta?

– Creo que está empezando a pegar muy de a poco, ya de por sí llega todo mucho más tarde. Sin embargo, hoy con el tema de la tecnología está todo más al alcance, el que busca encuentra. Están empezando a llegar artistas con otras propuestas y hace un año atrás era impensado que vengan. Eso genera que también haya músicos locales que se empiecen a enganchar y hagan su música propia. El hecho de que también no sea comercial, a los que hacemos esto nos reconforta, porque al no ser un producto masivo, el que te escucha es porque quiere y busca eso, lo aprecia de verdad.

– Para terminar, ¿Cómo te ves de acá a 5 o 10 años? ¿A dónde proyectas tu carrera?

– Es complicado. El disco mío si no lo presento acá, lo presento en México ya que tengo planificado hacer un viaje para allá, además el arte se valora más ahí. Mi objetivo es recorrer el mundo y vivir de la música, no ser millonario, pero que me dé de comer y tener mis cosas, si vienen los lujos buenísimo, pero no estoy buscando el mango. Para mí, entender el concepto ya es ganar. Estoy a medio año de ir a otro país a buscar suerte. Soy un pibe de clase media, de barrio, lo que hice lo hice de abajo y cuesta venir de abajo. Me veo haciendo mi música en todo el mundo. Ese sería el objetivo principal.

Matías Margni
2º «B» T. N.