Donde vayan los van a ver, siempre juntos por supuesto, porque pareciera que uno sin el otro no podría existir, a decir verdad uno siente culpa si en el momento que debe ordenar el almuerzo o la cena, según corresponda, comete el terrible pecado de separarlos. Uno de ellos vendrá con nosotros, nos acompañará en la mesa, mientras que el otro simplemente nos observará desde el frío y solitario mostrador con el sabor amargo y nostálgico que le produce la envidia al presenciar nuestra ocasional reunión. Pecadores hay en todos lados créame.
Pero de seguro, usted quien se tomó un breve lapso de tiempo en su vida para leer estas simples líneas, dirá «este hombre enloqueció, de qué habla, a qué pecado se refiere, a quien está mal separar, este hombre es un demente». Seguro que sus inquietudes son válidas e inclusive sus calificativos hacia mi persona no estarán muy errados de la realidad, pero permítame decirle que siento la necesidad de hablar de esa relación mágica y popular que genera este dúo dinámico, este equipo imbatible. Sí, señoras y señores la pizza y la cerveza son, aparte de la pareja perfecta de un romance sin fin, la excusa justa para que un grupo de personas o de amigos se reúna y puedan compartir un tiempo juntos, como también se puede destacar que cuenta con la particularidad de idear sociedades y de crear lazos entre las personas.
Ella, una señora «rubia» entrada en años, con un espumante característico que la diferencia de los demás y con un sabor habitualmente amargo, aparenta llevarse al mundo por delante con su simple presencia. Proveniente de la zona Mesopotámica hace más de 2 mil años logró conquistar a una joven, apasionada, ambiciosa, que ya desde pequeña tuvo el sueño de llegar a la mayor cantidad de rincones posibles en el mundo desde su tierra natal, la hermosa Italia. Su estilo único enamoró a conocidos y a extraños, a reyes y a esclavos, a ricos y a pobres pero desde sus comienzos tuvo afinidad con los sectores más vulnerables, se la considera una de las comidas más populares del mundo (junto a la hamburguesa) y en estos tiempos una de las más accesibles.
A partir de este amor, que nació hace muchos años, se generaron varios eventos culturales como festivales y ferias en distintos puntos del país e incluso alrededor del mundo en su honor. Como claros ejemplos podemos destacar las ferias anuales que se llevan a cabo en la zona norteña del país como en la provincia de Jujuy, que el año pasado organizó una feria honorífica a la pizza y a la cerveza con una concurrencia de más de 10.000 personas, y como en la provincia de Salta que se llevó a cabo el pasado 4 de septiembre en el Fortín de Vaqueros la quinta edición de la Feria de Pizza y Cerveza Artesanal.
Si bien en la región norteña del país se realizan ciertas fiestas en su homenaje, en la provincia de Buenos Aires se registra la mayor cantidad de pizzerías en el país, según un estudio que llevó a cabo el diario Clarín por el año 2015, ya que en 2014, la habilitación de locales destinados al rubro en la ciudad de Buenos Aires creció un 25% y en 2015 y 2016 un 15%. Actualmente hay alrededor de 1.200 pizzerías autorizadas, según el área de Habilitaciones y Permisos de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) porteña.
Al comenzar la expansión de los locales y al notar que tanto la pizza como la cerveza eran, aparte de los mejores compañeros, un muy buen negocio, ya que entre todos los productos siempre fueron los más consumidos por los clientes, los locales comenzaron a realizar promociones con ambos elementos en conjunto. Inclusive pizzerías muy famosas como Güerrín o La Americana, entre otras, generaron grandes publicidades en conjunto a distintas cervecerías. En el caso de Güerrín, hace menos de un año realizó una de las mejores publicidades del rubro junto a cerveza Quilmes, con Ricardo Darín como protagonista presentando a “la mejor pizza junto a la mejor cerveza del continente”.
Sin lugar a dudas esta fusión ha enamorado y ha revolucionado al mundo gastronómico, incluso su amor se ha convertido en una obra romántica literaria digna de admiración. Ha sobrepasado los límites de la cocina, del mostrador, se transformó en un objeto cultural que promueve, aparte de disfrutar de un buen aperitivo, la relación entre las personas. Por este motivo y muchos más merece nuestra admiración y un brindis con una rica y espumante cerveza en su honor.
MATÍAS NICOLÁS INDRIERI 2do «B» T.N