El origen de una de las celebraciones más exóticas para los argentinos. Lo que hay que saber de una fecha cada vez más presente en nuestros calendarios.
Seguramente, al pensar en Halloween muchas cosas se vengan a la mente. Calabazas con una vela en su interior, esqueletos, brujas, disfraces, dulces, Estados Unidos. Algo lógico, por otro lado, ya que es lo que los grandes estudios cinematográficos norteamericanos se han encargado de representar desde la década de 1970. Sin embargo, esta marketinera celebración tiene un origen cultural muy profundo, que incluso abarca a diferentes sociedades y religiones de diferentes partes del mundo.
El surgimiento en Galia: el Samhain
Halloween no tiene su origen en América, como equivocadamente suele pensarse, sino en Europa. Allí, más precisamente en la región de Galia, los celtas -pueblos que hablaban las diferentes lenguas celtas y que habitaron tierras que hoy pertenecen a diferentes países- celebraban el Samhain, una festividad con la cual se daba la bienvenida al año nuevo.
Etimológicamente, Samhain significa “Fin del verano” y se conmemoraba el 31 de octubre, que era considerado el último día del año. Los celtas creían que el mundo de los vivos y el de los muertos se unían durante ese día, con lo cual estaban expuestos a la presencia de espíritus tanto benévolos como malévolos. Para ahuyentar a las almas indeseadas, los estudiosos de este ritual creen que se utilizaban máscaras y disfraces, algo que explicaría el motivo de su presencia en las celebraciones actuales.
La tradición irlandesa y su arribo a Norteamérica
Los irlandeses conformaban uno de los tantos pueblos celtas que tenían como tradición la celebración del Samhain, y fueron los grandes responsables de lo que hoy en día conocemos como Halloween. En la década de 1840, Irlanda sufrió la plaga de una especie de escarabajo que causó estragos en la cosecha de papas, alimento básico de un tercio de la población del país. Este hecho derivó en emigraciones masivas hacia distintas partes del mundo, y uno de los destinos más elegidos fue Estados Unidos.
En suelo norteamericano, los irlandeses lograron adaptarse y establecerse, pero consigo llevaron sus costumbres y creencias, siendo el Samhain uno de los ejemplos más resonantes. Esta festividad tardó casi un siglo en expandirse por todo el país, y recién en 1921 se realizó el primer festejo nacional de lo que ya en ese entonces se llamaba Halloween.
El origen del nombre actual
A la vez que los celtas celebraban el Samhain, la Iglesia católica celebraba el Día de Todos los Santos. Esa jornada -que festeja la santificación de todas las almas que ya han pasado exitosamente por el purgatorio-, en un principio se llevaba a cabo el 13 de mayo, pero, en un intento por cristianizar el Samhain celta –al cual se consideraba un ritual pagano-, el papa Gregorio IV lo cambió por 1 de noviembre.
Por la proximidad de ambas fechas, muchas personas en aquella época mezclaban los conceptos de las festividades. El Día de Todos los Santos acabó siendo el término que prevaleció, y por ende los irlandeses los trasladaron de esa forma hacia Estados Unidos. En un inglés antiguo, se ese día era traducido como All Hallows Evening, que con el paso del tiempo se acortó y modificó para dar paso al popular Halloween.
El porqué de las calabazas
Una de las imágenes típicas de Halloween es la calabaza sonriente e iluminada por una vela depositada en su interior (conocida como Jack-o’-lantern en Irlanda). Esta llamativa característica también fue aportada por los irlandeses, que difundieron por todo Estados Unidos la fábula de «Jack, el tacaño».
La historia cuenta que Jack era un irlandés miserable, borracho y conflictivo que, por sus acciones, llamó la atención del mismísimo Diablo, que fue a reclamar su alma para llevársela al Infierno. Esto finalmente no sucedió gracias a la astucia de Jack, que logró eludir dos veces a Satanás y de esa forma pudo vivir algunos años más luego de su primer encuentro.
Sin embargo, cuando le llegó el momento de morir, Jack tampoco fue admitido en el Cielo, ya que no había hecho los méritos suficientes en vida. De esta forma, al no poder entrar en ninguno de los dos mundos que se cree que existen después de la muerte, Jack se vio condenado a vagar por el purgatorio y alumbrar el camino de las demás almas con una linterna que él mismo confeccionó con un nabo -que hoy en día es reemplazado por una calabaza- y fuego del Infierno que le fue arrojado por un enfurecido Satanás. Así, este personaje pasó a ser conocido como «Jack, el de la linterna», que en inglés sería Jack of the lantern, luego acortado a Jack-o’-lantern.
La expansión internacional y la relación con Latinoamérica
Una de las películas más reconocidas acerca de esta celebración es Halloween (1978), del reconocido director John Carpenter. La historia del asesino Michael Myers no sólo se convirtió en un clásico y una obra de culto para los amantes del cine de terror, sino que fue la primera de muchas películas que retratarían las costumbres de un festejo que en ese momento ya era muy popular en Estados Unidos, pero poco conocido en el resto del mundo.
Una de las regiones con menos conexión con Halloween era Latinoamérica. En una época donde la comunicación no era tan viable como lo es en la actualidad, los detalles de esta fiesta no eran muy conocidos para los habitantes de los diferentes países de la zona, que la veían como ajena y “muy yanqui”, en referencia a lo llamativo.
Sin embargo, más allá de las diferencias, muchas sociedades de Latinoamérica poseen celebraciones que guardan una relación con los orígenes del Halloween, como lo es el Samhain. Quizás el ejemplo más representativo es el Día de Muertos, una tradición celebrada cada 2 de noviembre en México, y cuyo concepto es similar al del ritual celta: la reunión entre los vivos y los muertos.
Tanto en México como en Chile, un país donde se le da importancia al Día de Todos los Santos, las fiestas de Halloween son ya moneda corriente. Sin embargo, en Argentina siempre se fue reticente a este evento, que recién en el nuevo milenio se ha incorporado al calendario de las nuevas generaciones, que aprovechan la ocasión para organizar fiestas de disfraces o concurrir con ellos a los boliches.
Muchos han oído hablar de Halloween. Algunos los festejan, otros lo miran de reojo. Sin embargo, pocos conocen el trasfondo que hay detrás de una celebración que está ligada a la cultura y la religión, que ha trascendido con el paso de los siglos y que traspasó límites geográficos, algo que en la actualidad sigue ocurriendo gracias a la globalización. Pueden surgir muchas preguntas a raíz de esta cuestionada tradición, pero quizá la pregunta más hecha es: ¿dulce o truco?
Imagen destacada: National Geographic
Martín Bugliavaz (2ºB T.N.)