La última medalla de oro que el boxeo supo cosechar había sido la de Pascual Pérez en Londres 1948. Hoy, y luego de siete décadas, en los puños de Brian Arregui dicha sequía terminó luego de un largo recorrido de entrenamiento y concentración. Asimismo, tanto Mirco Cuello como Victoria Saputo, los otros dos púgiles del equipo nacional, alcanzaron la de bronce al derrotar por unanimidad al también marroquí Abdessamad Abbaz y a la australiana Emma Lawson respectivamente.
Tres representantes y tres medallas para un saldo más que prometedor para el boxeo argentino.
-¿Cómo fue el proceso preparatorio a los Juegos? ¿Cuánto llevó y qué implicó?
-La verdad es que desde enero que estuve concentrado en el CENARD hice mucho sacrificio para dejar a mi familia en Villaguay (Entre Ríos). También venía teniendo competencia en el exterior para prepararme de la mejor manera. Pero bueno… hace cuatro años comencé a realizar este proyecto, y por suerte se vio reflejado lo fuerte que trabajé para lograrlo.
-Imagino que habrá sido difícil estar tantos meses lejos de la familia, ¿cómo sobrellevaste ese momento?
-Sí, obviamente. Más de una vez me quería ir a mi casa, pero tenía bien en claro el objetivo y lo que anhelaba ganar. Me puse firme en lo que quería y por eso pudimos sacar la medalla de oro.
-¿Quién es Darío “Chanchito” Pérez para vos?
-Es mi entrenador, pero más que eso es «mi papá». La verdad que estoy muy agradecido con él, ya que desde los nueve años fue quien me formó en esto. Y bueno, todos mis logros se los dedico a él.
-¿Cómo te iniciaste en el boxeo?
-Gracias a mis primos, ya que uno de ellos es boxeador y un día me dijo que lo acompañe a entrenar. Desde ahí me empezó a gustar y hasta el día de hoy no he dejado. Primero comencé en Barrio Sud y después me fui a Salud Pública, donde siento que allí aprendí todo.
-¿Tenés cábalas antes de subir al ring?
-No. Solamente le pido a Dios y a mi padre que desde el cielo me protejan arriba del ring. Después, cuando vuelvo a Villaguay, mi mamá me da un beso y me hace la señal de la cruz.
-¿Qué te enseñó el boxeo?
-Gracias al boxeo he conocido mucha gente y he podido hacer varias amistades. Antes de ser boxeador no conocía ningún lado, hoy gracias a este deporte he podido realizar un montón de cosas, como mi casa. Ahora vamos a intentar seguir por este camino.
-¿Qué es el boxeo para vos?
-Es gran parte de mi vida, porque casi la mitad de la misma se la dediqué al boxeo, y estoy muy agradecido con eso. Sin dudas, es mi otra mitad.
-¿Creés que haberte enfrentado al uzbeko Jakhongir Rakhmonov en dos oportunidades te benefició?
-La verdad que es un boxeador muy fuerte, con mucha resistencia y pega muy duro. Nosotros ya lo habíamos visto pelear en el Mundial y nos tocó enfrentarlo en la primera pelea. Sabíamos que si iba a repechaje otra vez nos tocaría y, por eso, fueron las peleas más difíciles. No teníamos plan de pelea hasta que vimos que en el sorteo nos tocó frente a él.
-¿Sentís que mejoraste técnicamente algo en particular de una pelea a la otra?
-Como había ganado la primera pelea, en la segunda ya estaba mucho más confiado y firme porque sabía que le dolían los golpes al cuerpo. Pero bueno, él también salió mucho más decidido y fue una pelea muy pareja.
-¿Qué análisis hacés de la final?
-Antes de salir a pelear estaba muy tranquilo y confiado. Yo era consciente que las peleas más duras ya las había tenido. Por eso subí al ring a hacer mi trabajo y creo que haber ganado cómodo nos dio una tranquilidad tremenda. En los tres asaltos me sentí realmente muy confiado.
-¿Cuál creés que fue la clave para llegar al oro?
-Entrenar, hacer una buena preparación y estar concentrando desde enero. Creo que tanto sacrificio se vio reflejado.
-¿Te sentiste ganador al finalizar el combate?
-Sí, sinceramente desde que sonó la campana siempre lo sentí de esa manera.
-¿Qué se te cruzaba por la cabeza al momento de la lectura del fallo?
-No me imaginaba cómo iba a reaccionar la gente. Cuando miré para la tribuna y vi a todo ese público llorando, me llenó el alma.
-¿Qué significa esta medalla?
-Es algo muy importante, debido a que premia todo el sacrificio que venía realizando. Le dedico esta medalla a toda la gente que confió en mí, a mi familia, a mi hija y a mi mamá.
-¿Qué viene luego de esta experiencia olímpica?
-Ahora primero que nada quiero ir a disfrutar con mi hija ya que hace un mes que no la veía. Y después esperar por los Juegos Olímpicos de mayores, porque tras lo conseguido van a llegar un montón de cosas buenas. Tengo en mente prepararme para Tokio 2020, a mí me gustan los desafíos y estoy muy listo para enfrentarlo.
-¿Qué tan lejos soñás llegar con el boxeo?
-Yo quiero vivir del boxeo, tener todo gracias a esta disciplina porque le dedico mi vida y me entrego al máximo. Además, busco que a mi hija no le falte nada.
Por Juan Jarupkin y Andrea Rojas 2do “A”