El incendio ocurrido el pasado 2 de septiembre en el Museo Nacional de Río de Janeiro dejó devastada la esfera cultural latinoamericana y demostró la floja estructura física y la escasa seguridad del edificio. A poco más de una semana del hecho, aun no se han encontrado culpables y la indignación ya es generalizada.
Tanto bomberos como Defensa Civil continúan en búsqueda del origen de tal catástrofe histórica. Con el el incendio, se hizo evidente la negligencia con la cual se ha administrado el museo. Según declaraciones de los empleados del lugar, así como también del subdirector Luiz Fernando Dias Duarte, el edificio no contaba con el cuidado adecuado para su funcionamiento, ya que el último mantenimiento que se realizó fue en 2014. Además, afirmaron que en el pasado le solicitaron al Banco Nacional de Desarrollo del país una subvención para cubrir este tipo de problemas, dinero que finalmente llegó, pero no lo suficientemente a tiempo como para lograr la actualización planeada del equipo de seguridad contra incendios, el cual requería un sistema rociador.
El lamentable siniestro redujo a cenizas incontables piezas museográficas. Se habla de 20 millones de objetos con importante valor histórico, de los cuales se encontraban los más importantes de América Latina. Entre ellos, se destaca uno de los esqueletos más antiguos de Sudamérica, apodado Luzia, de 11.500 años de antigüedad, el cual era acompañado de una réplica expuesta que mostraba la reconstrucción completa de su cabeza. Otra de las salas se encontraba repleta de tesoros y artefactos egipcios, incluido aquí el sarcófago de la momia Sha-Amun-In-Su, procedente del 750 a.C.
La mayor parte del museo contenía objetos invaluables pertenecientes a las culturas indígenas de Brasil, así como también de otras tribus latinoamericanas. Además, contaba con aproximadamente 500.000 libros, muchos de ellos publicados como ediciones únicas y otras colecciones de historia natural con información valiosa extraída de expediciones de científicos y exploradores. Lo único que se logró salvar del incendio fue la biblioteca y parte de la colección de animales vertebrados, se calcula que esto forma parte del 10% del acervo.
A medida que el fuego se incrementaba, muchos ciudadanos brasileños lograron captar las imágenes del lamentable hecho, y las publicaron en redes sociales, como Twitter y Facebook. Además, se expresaron también por esta vía para manifestar su descontento y rabia debido a una pérdida de enorme magnitud cultural para esta civilización.
Al día siguiente del incidente se produjo una gran manifestación frente al Museo Nacional de Rio de Janeiro. Mayormente, el pueblo brasileño protesta por los últimos recortes presupuestarios en el país. Algunos de los manifestantes protagonizaron fuertes forcejeos con la policía y arrojaron piedras. “Clamamos por ayuda. Que las personas se indignen por lo que sucedió acá. Parte de esta tragedia pudo evitarse. No sirve solo llorar. Ahora tenemos que actuar”, afirmó el director de la devastada institución, Alexandre Keller.
Otro de los grandes propósitos que tienen los manifestantes es la reconstrucción de manera virtual de los artefactos perdidos en el incendio. El mismo puede ser llevado a cabo a partir de colaboraciones abiertas de fotografías tomadas por personas que hayan visitado el museo. Durante las próximas semanas se llevará a cabo una excavación en los restos y alrededores del lugar asolado, con el objetivo de rescatar más piezas que quizás aun puedan salvarse. La misma será realizada por expertos profesionales y curadores.
Como respuesta, el Gobierno anunció, en una rueda de prensa realizada frente a las ruinas del lugar, la reconstrucción del Museo Nacional. El mensaje fue transmitido por los ministros de Educación, Rossieli Soares, y de Cultura, Sergio Sá Leitao. Sin dudas, el comunicado calmó las aguas dentro de una situación tensa en donde se culpó al Gobierno de “abandonar” y “condenar” a la institución y dejarla sin los recursos suficientes para sustentarse. Soares confirmó que la reconstrucción se llevará a cabo inmediatamente luego de la entrega de USD 2,4 millones para “garantizar la estructura fija y la seguridad del Museo”.
Ivan Pace
2° «B» T. N.