Son miles las personas que practican handball en la Argentina, ya sea cómo parte de una actividad en la escuela, o porque compiten en un club. Son pocos lo que saben que del otro lado del Río de La Plata, hace un siglo, un profesor que se llamó Antonio Valeta juntó a 22 tipos en una cancha de fútbol y los hizo jugar a algo similar pero sin los pies. A ese juego novedoso lo llamó “Balón”. Una idea que emprendió un camino largo desde Uruguay, y que años más tarde los alemanes lo reglamentaron en Europa, aunque parte del nombre original quedó subtitulado en inglés.
Las calles de Montevideo lucían distinto a lo que son hoy. Al igual que Buenos Aires, ambas ciudades no contaban con los grandes edificios que hoy tienen, lo que permitía a espacios vacíos que sobre el asfalto se armen “picados” de este juego que contaba con ideas tomadas del fútbol, sólo qué se disputaba con una pelota inferior y se ejecutaba con las manos. Esto último fue así porque para Valeta, quien fue un reconocido naturista, el fútbol le significaba un deporte “violento” por el simple motivo de que se usaran las piernas para patear la pelota. Además de “sucio” por las infracciones que se cometían en los partidos. De tal modo que el primer club que fundó se llamó “Salud e higiene” y lo integraron un grupo de amigos naturistas del profesor uruguayo.
Recién el 25 de agosto de 1918 se puso en marcha en la cancha de Belgrano Football Club de Montevideo, el primer partido oficial con público, mientras que dos años después se conformó la Federación Uruguaya de Balón, convirtiéndose después del fútbol, en una de las actividades más practicadas de aquellos años, tanto en Montevideo cómo de este lado del Río.
El registro del primer torneo internacional de está disciplina data de 1922 cuando se enfrentaron en la vieja cancha de Boca, los equipos de Gimnasia y Deportes de Uruguay, y el campeón argentino Club Juvencia, por la final del Torneo del Río de La Plata.
Después de los años 30 ya con el handball reglamentado por los europeos, el Balón fue perdiendo popularidad, por lo que comenzó a transitar un periodo de detención. En 1943 el mismo Antonio Valeta refundó la federación de la que luego fue presidente sólo por dos años, ya que falleció en 1945, lo que llevó a este juego que fue antesala del handball a extinguirse casi por completo del ocio rioplatense. Pasaron 37 años de la muerte del profesor, que en 1982 se fundó la Federación Uruguaya de handball.
Por otro lado, en Europa hubo deportes que se practicaron a fines del siglo XIX y principios del XX y que fueron muy similares al Balón. Entre ellos estaban el Feldhandball, que se jugaba en Alemania y contaba con reglas idénticas a la disciplina que se creó en Uruguay. Una vez que fue aceptado, el reglamento del juego alemán se distribuyó por todo el continente con la idea de incluirlo en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam de 1928, algo que nunca sucedió. Fueron recién en los Juegos de Berlín de 1936, los primeros pasos que dio el handball a nivel olímpico.
Entre las grandes similitudes que compartían el deporte uruguayo y alemán se encontraban las dimensiones de la cancha, que eran la misma que la de una de fútbol, la norma de que el tirador tenga prohibido entrar al área del arquero, además de pisar la línea en un lateral, o retener la pelota un tiempo máximo sin dar un pase.
Los “charrúas” más longevos aseguran cómo si se tratase de un robo, que fueron marines alemanes de la primera guerra mundial, refugiados en Uruguay, quienes vieron el juego y se lo llevaron a Europa. Lo concreto es que en 2004 la profesora Adriana Suburú comenzó una investigación sobre el Balón uruguayo en la que reconstruyó una profunda documentación, que culminó en 2007 con la publicación del libro “Historia del Balón – deporte nacional uruguayo-, qué además permitió colocar a este juego que nació en las calles de Montevideo en el árbol genealógico del handball actual. La IHF público a fines del 2015 “Handball – History and Stories – en la que da constancia a la creación de Antonio Valeta.
“Si bien no se puede decir que inventamos el handball, si se puede decir que desde está parte del continente fuimos su antesala” exclamó Suburú.