La Asociación del Fútbol Argentino le sumó un nuevo capítulo a su travesía sobre arenas movedizas. La reestructuración de las categorías de ascenso, que impulsó el presidente Claudio Tapia desde su despacho en la calle Viamonte, se topó con el rechazo de los equipos que militan en la Primera División y el formato de juego será el mismo que en la temporada 2017-2018.
Quien preside la entidad madre del fútbol local desde marzo del 2017, modificó los torneos Federales y convirtió en “Superliga” a la elite. También tenía como objetivo realizar cambios en la B Nacional junto a los torneos metropolitanos y eliminar los promedios para definir descensos. Con su postura estaban de acuerdo los dirigentes de las instituciones que conforman dichas categorías.
A fines del julio pasado, Tapia se reunió con 118 mandatarios de las distintas divisionales –BN, B Metro, Primera C, Primera D y Federal A-, y el camino hacia la reforma parecía allanado, pero quedó trunco.
En la edición actual, que comenzó el último fin de semana, del segundo campeonato en importancia, no iba a haber descensos para propiciar un aumento en el número de participantes. Uno de los pilares de la transformación en los formatos, era llegar a 40 clubes para mediados del 2019: 20 del área metropolitana de Buenos Aires y la misma cantidad del interior del país, divididos en dos grupos independientes entre sí.
Con los deseados retoques, el fixture iba a estar libre de cruces interzonales –por ejemplo, Brown de Adrogué que viajó a Puerto Madryn para enfrentar a su homónimo y visitará Santiago del Estero para jugar con Central Córdoba, no saldría de Buenos Aires-, que ahorrarían costos de traslado y hospedajes, que hoy con el “viejo-actual” sistema asfixian las humildes economías del ascenso argentino.
El gran caudal de cuadros en segunda, desabastecería las divisionales menores. La respuesta planeada para eso era fusionar la B Metro con la Primera C hasta alcanzar los 20 equipos, generar un movimiento ascendente en el último peldaño hasta llegar a los 30 competidores y dejar de lado la Primera D.
Pero la unión no tuvo la fuerza suficiente para imponerse a los poderosos. La Superliga no apoyó las modificaciones y sólo le interesa seguir con la depuración cuantitativa de participantes para llegar al año 2023 con 22 entidades.
Al toparse con una férrea postura desde arriba, la reforma quedó en suspenso. El próximo movimiento desde la AFA será formar una nueva Comisión de Torneos para el estudio de los mismos. En el receso del año que viene, los clubes del ascenso intentarán imponerse definitivamente y restructurar los formatos en busca de soluciones a su realidad actual.
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Iván G. Furman, 2° B T.T.