Un equipo de la Universidad de Colorado, Estados Unidos, descubrió mediante los satélites que posee en los alrededores de la Antártida una de las temperaturas más bajas que se hayan registrado en la historia. El récord lo poseía los 89° bajo cero registrados en 1983, por una estación espacial rusa y, en este caso, el análisis reveló que la temperatura llego a los -98°, record absoluto que esperaban estos profesionales.
Según los científicos de la universidad estadounidense, estas temperaturas son inhabitables para los seres humanos, y la única forma de permanecer ahí, es mediante trajes que mantienen el cuerpo separados del frio polar y que aísla la respiración de la persona con el aire de la superficie, ya que es muy difícil respirar en él y los pulmones no podrían resistirlos.
Juan Cruz Arrascaeta