Lucas Matthysse buscará retener el próximo 14 de julio su título mundial welter de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) ante Manny Pacquiao, en el Axiata Arena de Kuala Lumpur, Malasia.
Se volverá a subir a un cuadrilátero de manera oficial luego de conseguir el cinturón vacante el pasado enero al derrotar por nocaut en el octavo round a Tewa Kiram, en la ciudad de Los Ángeles.
La primera defensa de La Máquina será ante la estrella filipina, ganador de 9 títulos mundiales en 8 categorías diferentes -mosca, supergallo, pluma, superpluma, ligero, superligero, welter y súperwelter-, la mayor cantidad en toda la historia del boxeo, y peleará por primera vez fuera de la Argentina, México o los Estados Unidos.
El asiático de 39 años es parte de la organización del show; había propuesto que el combate se realizara en un estadio abierto y durante el mediodía malayo, donde el calor se hubiese erigido como un rival más para el púgil argentino.
Luego de una negociación se acordó que el horario sea nocturno y el escenario cerrado: el elegido fue inaugurado bajo el nombre de Putra Indoor Stadium, en agosto de 2009 y fue renombrado a principios de 2017. Posee capacidad para albergar 16.000 espectadores y es sumamente moderno.
Lucas dejó su Trelew natal hace un tiempo y se trasladó a la ciudad de Indio, en California, para realizar una preparación de primer nivel acorde al choque que se aproxima. Allí está acompañado de su familia y de su grupo de trabajo liderado por Joel Díaz, su entrenador, a quien valora por los progresos alcanzados.
Ezequiel Matthysse, su sobrino, es parte de los entrenamientos. El joven, de prometedora trayectoria en el amateurismo y reciente campeón en ese rubro del Consejo Mundial de Boxeo en la categoría mediano, «guantea» con su tío para que encuentre el ritmo óptimo de competición.
Las semanas próximas al combate son las de las sesiones más duras e intensas, e incluyen duelos con distintos sparrings. El 1° de julio el “Team Matthysse” viajará a Malasia para acostumbrarse al cambio horario y reconocer el estadio. Allí contará con un chef y un traductor.
En la esquina opuesta se encuentra Pacman Pacquiao, con un récord de 59-7-2 -38 por KO-. Arribará a la contienda luego de perder ante Jeff Horn, quien le quitó el cinturón welter de la OMB, el 2 de julio del año pasado.
Lejos del rendimiento que mostró en sus años de plenitud, no es el mismo desde que Juan Manuel Márquez lo noqueó en diciembre del 2012, en el MGM Grand de Las Vegas; y desde mayo de 2015 solo peleó 4 veces de manera oficial –una de ellas, en la derrota por puntos a manos de Floyd Mayweather-.
A pesar de estar en la curva descendente de su dilatada carrera, quien hoy es senador de Filipinas siempre se mostró impecable en el aspecto físico y sigue siendo un rival para respetar arriba del ringside. La velocidad de sus desplazamientos y la continuidad de sus golpes es a lo que más le teme Matthysse, según confesó en una entrevista para La Nación.
Cuando suene la campana del primer round, el chubutense deberá estar muy atento a lo que le proponga un boxeador que contará con el apoyo del público local, con pergaminos de sobra para vencerlo. Pero tampoco debe dejar que la cautela consuma los 12 rounds.
El poder noqueador del chubutense puede ser lo que incline la balanza en su favor; ante el primer hueco que encuentre en la guardia de Pacquiao, deberá cerrar fuerte su puño derecho para pegar y, al mismo tiempo, aferrarse a la oportunidad de hacer historia.
Un resultado adverso en la velada puede convertirse en la última de un destacado camino. Al mismo tiempo, es la batalla que puede catapultar a Lucas Matthysse al Olimpo de los dioses boxísticos argentinos. Tranquilamente, su mano pesada puede voltear la puerta de entrada.
Foto: Reuters
Escrito por Darío Bonnín, Iván G. Furman, Germán Roca.