Nahir Galarza tiene 19 años, es estudiante de abogacía e hija de un policía, Marcelo Galarza. Es la única acusada por el crimen de Fernando Pastorizzo, su ex novio. El joven fue encontrado muerto junto a una calle de tierra en Gualeguaychú el 29 de diciembre de 2017. Curiosamente, ese mismo día, la joven despidió a su novio por la red social Instagram, pero unas horas más tarde confesó el crimen y quedó detenida. A pesar de haber cambiado después su declaración y asegurado que los disparos fueron accidentales, la Fiscalía la acusó de homicidio doblemente agravado por el uso de arma de fuego y por ser su novio la víctima.
El juicio para determinar su inocencia comenzó el pasado 4 de junio. En la primera jornada declararon los padres de Fernando. Tanto Silvia Mantegazza como Gustavo Pastorizzo hicieron una descripción del carácter de su hijo y confirmaron la relación de pareja que mantenía con Nahir. Durante el segundo día del debate fue el turno de siete testigos, amigos y conocidos tanto de Fernando como de la acusada y todos coincidieron en reconocer el vínculo de pareja que los unía, que llevaban juntos varios años y que incluso la víctima había viajado a Brasil de vacaciones con la familia Galarza. En el tercer día del juicio declaró Sol Martínez, quien fue la mejor amiga de Nahir. Este era uno de los testimonios más esperados. Aseguró que Nahir y Fernando “iban y venían todo el tiempo”, pero que la relación se mantenía con el tiempo. “Nahir estaba loca” fue su frase más destacada del testimonio. En la cuarta jornada declaró una vecina de los Galarza, que describió a Fernando como una persona agresiva que maltrataba a Nahir, e incluso aseguró haber visto que era él quien llevaba el arma la noche que se cometió el crimen. Pero las contradicciones en su testimonio derivaron en un pedido de imputación por falso testimonio. Un perito que consiguió acceder a parte del contenido del teléfono celular de la víctima fue el siguiente en dar testimonio. Entonces, el pedido del abogado querellante de proyectar un video íntimo de Fernando y Nahir desató la furia de la joven, que le reprochó: “Si usted muestra ese video va a ser el responsable de que yo me suicide”.
Los expertos balísticos declararon el quinto día y complicaron más a la defensa. Según la conclusión de los informes, quedó prácticamente descartada la posibilidad de que se hubieran realizado los dos disparos de manera involuntaria. En la autopsia se detectaron dos impactos de bala de 9mm, arma utilizada por las fuerzas policiales. Ambos disparos fueron en el tórax, uno que ingresó de frente y otro de espalda; este último fue el causante de una muerte inmediata. Marcelo Benetti, el forense que realizó la autopsia correspondiente en el cuerpo, fue citado a declarar, y no solo habló de las heridas de bala; también nombró una serie de moretones en los miembros superiores de Pastorizzo que, según el forense, tenían cerca de diez días de antigüedad. El joven asesinado, en chats con amigos, había hablado de una supuesta golpiza que le propinaron Galarza y sus amigas. El forense también habló de “una herida en la mano derecha compatible con proyectil” presente en la víctima, cubierta por “un tatuaje falso de pólvora”. En base a esto, Benetti apuntó a un impacto de 15 centímetros de distancia. También habló de un “tatuaje verdadero”, que denota la proximidad del arma, en este caso, un impacto de 30 centímetros. El perito balístico Lázaro Azcué, encargado de analizar el arma, habló de una distancia no mayor a 50 centímetros en el disparo del presunto remate que Pastorizzo recibió en el suelo. Nahir, si es que tiró y tiró a matar, tiró a quemarropa. Otros dos peritos declararon entre el forense y el comisario inspector. Habían sido las encargadas durante la causa de testear las muestras de sangre y orina extraídas a Pastorizzo en busca de drogas y alcohol. «Se drogaba y era violento, él y sus amigos», aseguraba alguien muy cercano a Nahir. Sin embargo, ambas especialistas afirmaron que los análisis dieron negativo.
Luca Agnoletti