Para aquellos que no se ubican en el tema, la cultura hip hop está conformada por cuatro elementos: el DJ (musical), el breakdance (bailable), los graffitis (visuales) y el rap (vocal). Esta última es la que consiste en la conformación de rimas sobre una pista, tanto en estudios de grabación o a través de improvisaciones.
Con el tiempo el rap se fue convirtiendo en una de las manifestaciones culturales más significativas de los últimos tiempos. En sus letras se encuentran reflejadas historias de vida como las de personas de piel negra que viven en los ghettos de Estados Unidos, o como también sucede en España, donde los cantantes se pronuncian en contra de los políticos.
Sin embargo, en este lado del globo este movimiento musical tuvo un lento crecimiento en donde prevalecía lo importado ante el talento nacional. Si bien podemos encontrar grupos de rap como FA, un grupo de 4 amigos que contaban en sus canciones como era la vida en el barrio Fuerte Apache o Emanero, pero esto no fue suficiente.
El giro en el país vino de la mano del freestyle, donde los jóvenes se reúnen a improvisar sobre la música producida con computadoras o hecha con sonidos de la boca (el conocido beatbox). Dónde se reúne el mayor número de personas es en las famosas batallas, en las cuales dos o más personas se lanzan burlas, acotes y respuestas, con distintas consignas, haciendo de esto un deporte dentro de esta cultura.
Y como todo deporte hay un mundial: La Batalla de Gallos Internacional, organizada por la empresa Red Bull, reúne a los campeones nacionales de habla hispana en un fin de semana, en el que todo rapero sueña estar.
A pesar de haber tenido un campeón argentino en la primera edición en 2005, el movimiento no creció significativamente hasta 2013 donde Gastón Serrano, alias Dtoke, se quedó con el título disputado en el país; prendiendo la llama que incentivaría la organización de eventos y batallas en distintos puntos del país.
Sin lugar a duda, la competencia más fiel a la cultura del hip hop fue “El Quinto Escalón”, que nació de la idea de un grupo de amigos que vivían en Capital Federal, pero que no tenían edad para viajar solos hasta zona sur para presenciar algo similar. Comenzó en 2012 en el anfiteatro del Parque Rivadavia, en el barrio porteño de Caballito. Poco a poco fue incrementando su popularidad y de tener no más de 20 personas, pasó a tener entre 2000 y 3000 espectadores por domingo. Siempre se mantuvo la gratuidad tanto como para participar, como para disfrutar del evento, así fue como se acercó gente de distintos barrios, incluso del conurbano bonaerense, manteniendo un clima de unión y de manifestación social y cultural como nunca hubo en nuestro país. Tanto fue el crecimiento que distintas marcas apoyaban la competición mediante premios para los ganadores de las distintas fechas y los campeones del torneo anual.
Pero en 2017 el Quinto Escalón cerró sus puertas por diferencias entre sus organizadores, sin embargo el rap no se iría. Toda una generación creció observando y participando en las batallas, la cultura creció y surgió una nueva ola musical con raperos como Duki, Ecko o Ysy A; un programa de radio en Fm Vorterix como “Damn”, y lo más importante nuevos y mejores competidores de freestyle.
Como el caso de Valentín Olivia alias Wos, quien en 2014 comenzó su carrera en las batallas del Parque Rivadavia y cuatro años más tarde, con tan solo 19 años se consagraría campeón nacional, nada más y nada menos que en mítico Luna Park, dejando en el camino a varios raperos que surgieron del mismo lugar que él. En diciembre, representó al país en torneo internacional en México donde perdió con local en la final.
Sí, de la oscuridad de la plaza a las luces del Luna Park, de viajar en colectivo o tren a viajar en avión a otras ciudades o países. El rap sembró sus raíces en el país y hoy cada ciudad tiene su cantante, su freestyler y su torneo. Argentina se volvió la casa de grandes artistas y se ganó un lugar en la elite de este género urbano.