Una historia muy curiosa y como en los cuentos de hadas, así es como se puede calificar la odisea que atravesó Marco Trungelliti en estos últimos días, luego de caer en la última ronda de clasificación en Roland Garros frente a Hubert Hurkacz.
El argentino, numero 190 del ranking mundial, decidió volver a Barcelona, donde reside, aunque nunca se esperaría lo que le deparaba el destino. En los cuadros principales de los principales torneos de este deporte, cuando un jugador se baja de dicho cuadro por lesión o algún inconveniente extra deportivo, ese lugar lo ocupa un “Lucky Loser”, algo así como uno de los últimos perdedores de la qualy.
El santiagueño, de 28 años, se encontraba noveno en la lista de perdedores que se mide según el ranking de la ATP, pero gracias a lo atípico que fue el segundo Grand Slam del año y al tener tantas bajas en el cuadro siendo la del australiano Nick Kyrgios, la octava, le daba lugar al indio Prajnesh Gunneswaran, pero también pensando que no tendría la oportunidad de jugar, ya se había anotado en un Challenger en Vicenza.
Esa situación le dio lugar a Trungelliti, que se encontraba noveno en esa lista y que al no haber ninguna firma de los demás jugadores antes del horario de cierre (10:30 AM) decidió agarrar su auto y viajar 1035 Km desde Barcelona a París. Casi a la medianoche fue el horario de llegada al hotel, un par de horas de sueño y al otro día firmar la lista para jugar una hora y media después.
¿Hubo final feliz? Sí. “Trunge” venció al australiano Bernard Tomic por 6-4, 5-7, 6-4 y 6-4 luego de 2 horas y 54 minutos de juego; así, se metió en la segunda ronda por tercera ocasión consecutiva en Roland Garros; ahora, se enfrentara miércoles con el italiano Marco Cecchinato.
Jonathan Ramos.