Este jueves, Diego Armando Maradona bailó en el escenario montado en la Avenida Bolívar de Caracas durante el cierre de campaña presidencial de Nicolás Maduro. El astro argentino, quien siempre apoyó al chavismo, es ahora blanco de críticas.
Quien salió al cruce del ex futbolista argentino fue el artista venezolano José Luis «El Puma» Rodríguez, quien lo calificó como «aborrecible» y mercenario.
«La verdad que Maradona es un tipo aborrecible, sin ningún ideal, lo mueve solamente el dinero, ahí está en Venezuela burlándose de los presos políticos, de los que mueren de hambre, de los que mueren por falta de medicina, dios tarda pero no olvida!», escribió en Twitter.
El cantante ya había criticado a Maradona por apoyar al régimen de Maduro en agosto del año pasado, cuando el ex jugador de Boca Juniors y Napoli, entre otros grandes equipos, se había declarado «soldado de Maduro».
«Las palabras de Maradona dan ganas de vomitar, ir a matar a venezolanos que están en contra del asesino de Maduro, eres igual de asesino», señaló entonces.
El ex entrenador de la Selección Argentina, que esta semana firmó un vínculo millonario con un club de Bielorrusia, se mostró junto al dictador este domingo en el cierre de campaña de las polémicas elecciones que se llevarán a cabo el domingo. La oposición venezolana llamó a la abstención y países como Estados Unidos, entre otros advirtieron que no reconocerán el resultado.
Mientras tanto, Maduro, líder de la «revolución chavista», llamó a los opositores a votarlo: «Te pido también tu voto, pido tu voto y no te voy a defraudar, compatriota opositor. Ven con nosotros, ven, nosotros somos una gran familia de felicidad, de lucha, de sueños grandes».
Según el FMI, la inflación en Venezuela superará el 13.800% este año y el ingreso mínimo es de 2.555.500 bolívares, equivalentes a 37 dólares a la cotización oficial, a la que es imposible acceder, y a 3,2 dólares en el mercado negro.
En Venezuela reina la hiperinflación, la escasez de alimentos y medicinas, los cortes de luz y de agua, una criminalidad apabullante y un gobierno que opera al margen de la ley. El caos ha provocado un éxodo masivo, como así también una de las crisis humanitarias y de refugiados más grandes en la historia de América Latina.
Unas elecciones limpias serían el camino hacia la solución que el país necesita. Un nuevo presidente podría ayudar a revertir (o, al menos, a frenar) la vertiginosa espiral hacia el desastre. Pero la ausencia de observadores independientes, la persecución a líderes opositores y partidos políticos, así como la falta de reconocimiento internacional. Estás circunstancias dejan en claro que las elecciones del 20 de mayo no serán libres ni justas y lo más importante, no serán la vía para iniciar la transformación del país.
El principal contrincante de Maduro, Henri Falcón, ex gobernador del estado Lara y un autodenominado disidente del chavismo, sobresale del resto de los candidatos, que incluye al pastor evangélico Javier Bertucci y al ingeniero Reinaldo Quijada. Este pequeño grupo argumenta que las elecciones del domingo son la oportunidad que Venezuela no se puede dar el lujo de desperdiciar. No participar, advierten, sería renunciar a la posibilidad de un cambio pacífico, en el mejor escenario, o de defender los derechos democráticos y expresar categóricamente el rechazo al régimen. En última instancia, una participación multitudinaria haría más difícil un fraude electoral por parte del gobierno. Pero al llamar al voto pasan por alto un punto más importante: las elecciones son ilegales y participar solo servirá para avalar un gobierno al margen de la ley y darles un ropaje de legitimidad a sus decisiones arbitrarias. Los ciudadanos no podemos permitir que esto pase.
De cara a una situación similar, las elecciones del 20 de mayo han sido cuestionadas. El alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el Parlamento Europeo, así como los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y el Grupo de Lima han denunciado el proceso y, en algunos casos, han solicitado abiertamente su suspensión.