Sebastian Crismanich es un extaekwondista argentino campeón olímpico, panamericano y sudamericano. Dejó un legado a base de esfuerzos y metas cumplidas. Todo un prócer del deporte de contacto. Tuvo una corta trayectoria desde muy joven pero con grandes hazañas a lo largo de su carrera. Una serie de lesiones en 2016 lo marginaron de las competencias, pero lejos de alejarse del deporte que marcó su vida, hoy día se dedica a sus gimnasios, a brindarle charlas a los jóvenes y es miembro de la Comisión de Atleta del Comité Olímpico argentino. A continuación, su historia.
Se inició en el mundo del combate a los 7 años. Si bien sus primeras experiencias no fueron buenas, en una charla con la familia tras perder un torneo para principiantes, empezó el camino que lo llevó a la gloria y a estar entre los deportistas mas destacados de la historia argentina. Su padre, en su juventud, hizo Karate y Judo en una época donde no existía el Taekwondo. Fue el principal mentor de Sebastián para inclinarse a las artes marciales y dejar al fútbol. Su hermano, Mauro, fue su otro guía; en un principio, fue éste quien había captado la mirada de sus allegados más cercanos, al tener una personalidad y un carácter especial, que de alguna manera mostraba dotes para los deportes de artes marciales.
A los 18 años, en 2005, Sebastián decide irse junto con su hermano a Córdoba, a seguir con la práctica del deporte para mejorar y explotar sus características. Sin muchos recursos, ya que ninguno de los dos contaba con alguna beca para mantenerse mientras se entrenaban, «Pupi» siempre tuvo en mente poder cumplir con el objetivo principal por el cual abandonó Corrientes y su familia: ser campeón olímpico. Desde muy chico se puso en la cabeza una meta que realmente no es sencilla para cualquier deportista, pero él más que nadie confió en sus condiciones con el acompañamiento de Mauro, quien entrenaba a su par.
Y así comenzó todo. Un año más tarde, en 2006, consiguió sus primeras dos medallas de oro a nivel internacional: en el Campeonato Panamericano y los Juegos Sudamericanos, ambos certámenes disputados en Buenos Aires y en la misma categoría (-72kg). Dos años más tarde, en 2008, el correntino obtuvo su tercera medalla de oro, tras ser campeón nuevamente en un Campeonato Panamericano, en Caguas (Puerto Rico) pero en una categoría más pesada: -78kg.
Su única medalla de plata la consiguió en los Juegos Sudamericanos de Medellín (Colombia), en el año 2010. Su camino a la final no fue tan complicado. Llegó a la última instancia luego de haber eliminado en cuartos de final al local Velandia Argüello por 8 a 3 de manera contundente y en semifinales al venezolano Javier Medina por 6 a 2. Aunque en el término del certamen los trámites se complicaron y Crismanich cayó derrotado ante el brasileño Henrique Moura por 1 a 0 en una pelea muy igualada.
Un año previo a los Juegos Olimpicos de Londres 2012, se disputaron los Juegos Panamericanos de Guadalajara y el Pre-olímpico de Querétaro. En Guadalajara, el «Flaco» volvió nuevamente a la medalla de oro, tras imponerse por 12 a 9 ante el venezolano Carlos Vazquez, en la categoría -80 kg. Mientras que en el Pre-olímpico de Querétaro, obtuvo el pase a los Juegos Olímpicos del año siguiente al lograr estar una vez más en el podio.
En 2012 llegó el ansiado Juego Olímpico. Lo que tanto esperaba Crismanich. Y su camino no fue fácil: Sebastian era debutante, y lo principal era no perder la calma. «Quiero enfocarme en superarme a mí mismo. Si logro esto, puedo enfrentar a cualquiera», afirmó el correntino en la pelea previa ante el neozelandés Vaughn Scott, a quien superó por 9 a 5 en la primera ronda. En los cuartos de final, supo imponerse de manera contundente ante al afgano Nesar Ahmad Bahawi por 9 a 1 y en semifinales ante el armenio Arman Yeremyan por 2 a 1. En la final, lo esperaba el español Nicolás Garcia Hemme, a quien también lo superó de manera agónica por 1 a 0 tras sumar algunos puntos en los últimos segundos.
Así llegó al título más importante en la carrera de un deportista. De esta manera cortó la racha de 64 años sin un medallista olímpico de oro argentino en un deporte individual. En 2014 obtuvo sus últimas dos medallas luego de la gran hazaña de Londres; previamente a su decisión en 2016 de retirarse de las competencias ante la suma de lesiones que lo tenían a maltraer: bronce en el Panamericano de Aguascalientes (México) y oro en Santiago de Chile. Éste es Sebastian Crismanich, una leyenda de nuestro deporte que hoy, desde otro rol, sigue escribiendo historia.