En la década del 70´ el pack de forwards del seleccionado argentino de rugby se caracterizó por la potencia y la técnica a la hora de los scrums y de los tackles. Esta idea de saber que el scrum se tenía que ganar, se fue transmitiendo de generación en generación, dejándolo como parte del ADN de Los Pumas
Tal es así que los primeros jugadores en emigrar al exterior fueron pilares (fundamentales en el scrum) como El Topo Rodríguez, Méndez, Reggiardo, Grau, Noriega, y también por algo cada seleccionado que tiene que enfrentar a los argentinos en lo primero que se cuida es en esa formación. Además, varios jugadores de Los Pumas luego de retirarse fueron y son considerados expertos a tal punto de llegar a ser contratados por otras selecciones para ocupar el puesto de directores técnicos del pack de forwards.
Durante muchos años la selección nacional dio cátedra, pero no todo fue positivo. Mientras los otros países se entrenaban en otros aspectos del juego, en Argentina solo se destacaba la fortaleza que se mostraba en los tackles y en los scrums, entrenando para perfeccionar estos dos elementos, que no son todo y que componen un juego mucho más amplio y con otras características. Esto abrió un debate dentro del país, de si se debía seguir la linea y el ADN que marcó a nuestro rugby y lo llevó al reconocimiento mundial o si se debían cambiar los métodos de trabajo, entendiendo que había falencias en el resto del juego.
La historia de la importancia del scrum comenzó allá por 1960, cuando Francisco “Catamarca” Ocampo dirigía al club Liceo Militar de Loma Hermosa. El entrenador hacía mucho hincapié en esta jugada, practicándola a más no poder, utilizaba el famoso método conocido en el rugby como “la bajadita” en el que consistía que sus jugadores bajen lo que más pudieran todos juntos y empujar al rival con una fuerza superior, y hasta a veces ganar el balón con la cabeza. Ocampo fue tan exitoso en dicha práctica porque se lo propuso, todo surgió cuando vio al equipo británico de rugby en una gira por nuestro país y quedó sorprendido por su juego, allí decidió que debía estudiar cada uno y en especial ese movimiento para que el deporte argentino llegue a ese nivel.
Tiempo después de estar al frente de Liceo fue llamado a dirigir el SIC, realizó una práctica con ambos equipos y sus dirigidos humillaron a los de Boulogne. El pilar derecho de esa formación era “Veco” Villegas, principal discípulo y quien tomaría su lugar en el momento de su fallecimiento en 1970. Villegas comenzó a dirigir el club de zona norte junto con Emilio Perasso y Horacio de Martini y estos llevaron la obra de Ocampo a lo más alto. Este equipo de entrenadores llevó al SIC a lograr cuatro títulos consecutivos luego, en 1976, pasarían a estar al frente de los Pumas, solo duraría un año debido a que la dirigencia lo desplaza porque no querían que haya muchos jugadores del SIC en la selección. Sin embargo “Veco” siguió ayudando a los Pumas desde otro lugar y los diferentes combinados provinciales hasta el día de su fallecimiento en 1988. Pero su legado y ADN trasmitido por Ocampo quedó en la Selección Argentina por varios años más.
Con el pasar del tiempo y las giras de los equipos argentinos, los ingleses se dieron cuenta de cuál era la estrategia y el entrenamiento de Los Pumas. De esta forma irían adecuando el reglamento de tal forma que no pudieran o no sea efectivo realizar este scrum. Y ha generado una grieta tanto en el público, como en los jugadores y también en los técnicos, de si se debía seguir practicando y basando el juego sobre esto. Este estilo de juego fue el predilecto de Los Pumas hasta 2002, cuando se empezó a dejar de dar tanta importancia, pero la selección todavía siguió manteniendo un scrum muy fuerte hasta 2008. Un año antes logró una de sus mejores participaciones en un mundial al salir terceros en Francia. Pero a partir de ese momento el juego argentino comenzó a mutar y a transformarse en el que se ve actualmente, donde no tiene un scrum tan fuerte pero tampoco saca diferencias en otras facciones del juego, por eso es que no logra subir un escalón en cuanto al juego. Si bien estos rivales tienen un nivel superior los balances del seleccionado argentino de rugby marcan que desde que participa en este Rugby Championship solo ha cosechado 3 victorias y un empate sobre 27 partidos disputados, ósea un 85% de derrotas.
Autores: Juan Manuel Godoy, Iván Perchik y Ezequiel Gimenez