Los días corren y el tema de la despenalización del aborto sigue y seguirá dando qué hablar. Quienes la impulsan piden poder abortar de forma segura en vez de hacerlo en condiciones insalubres, pudiendo provocar algún riesgo para la madre: se registran 500 mil abortos inseguros cada año y de alrededor de 60 mil mujeres que realizaron esta práctica insegura, fallece un centenar.
Nuevas movilizaciones se ven en los alrededores del Congreso manifestándose a favor y en contra, en cantidades muy parejas. El tema del momento que se debate en las redes sociales, medios y en la calle no se puede pasar por alto, después del debate histórico llevado a cabo el mes de marzo en donde expusieron abogados, médicos, artistas y periodistas que dejó plasmada la magnitud y la importancia de la decisión final por la cantidad de personas que se movilizaron ese día en las puertas del Congreso. Una de ellas fue la marcha “a favor de la vida” llevada a cabo a fines de marzo, en la que tres carriles de la Avenida del Libertador estuvieron cortados debido a la cantidad de gente que asistió. Marcha multitudinaria en demostración de repudio a la decisión del presidente Mauricio Macri de acceder al debate, con carteles que decían, entre otras cosas, “Aborto legal o ilegal es asesinato”, y “No al aborto, hay que salvar las dos vidas”.
La primera jornada de exposiciones fue uno de los primeros pasos en este largo camino. De ambos lados consideran que van a ocurrir muertes. De una vereda consideran que si se aborta se estaría matando a un ser vivo que no se puede defender, y del otro, que se pone en riesgo a la madre al hacerlo de forma insalubre, poniendo como ejemplo miles de casos. Dos bandos, dos pensamientos distintos reclamando por lo que consideran justo, compartiendo lugar y espacio, pero no opiniones.
Estar a favor o en contra de la despenalización va más allá del partido político, rompe cualquier esquema, pero cuando parece que no puede haber más diferencia de opiniones aparece la institución religiosa. No solo se opone la gente que no apoya la causa por sus convicciones, sino que hay masas de personas que lo hacen por su fe católica. Creando de este modo más bandos a esta disputa por la decisión final. Cada uno con sus fundamentos, ejemplos y elementos alzan la voz queriendo poner fin a esta rueda de muertes maternas sin control.
Desde políticos hasta famosos expresaron su opinión entre tanta polémica y por ejemplo la mayoría del equipo del PRO está en contra de la despenalización, mientras que del otro lado de la calle, el bloque kirchnerista se encuentra a favor. También hay una enorme división entre artistas, conductores, actores y periodistas que apoyan a la causa y otros que la repudian.
La aprobación de la ley o no va a ser un quiebre porque lo más importante y lo que está en disputa es la vida humana, la salud de todas las madres de distintas edades que se encuentran con un hijo en su vientre y no saben qué hacer, ya que las opciones que las ayudan son pocas. Esto puede parecerse a lo que fue el comienzo de la ley de divorcio: cuando apenas surgió la idea se la rechazaba completamente, pero con mucho tiempo y esfuerzo de distintos sectores se logró, y en la actualidad, a casi 31 años de su aprobación, ya es algo común en la sociedad que ni siquiera es tema de discusión. ¿Será tal vez el mismo caso? ¿Algo que al principio es rechazado pero que más adelante se considerará algo natural? Sin olvidarse de que en esto hay vidas en juego, son casos muy similares para tener en cuenta.
Javier Salteño