A 17 años de su debut profesional en el boxeo, Omar Narváez intentará ser campeón mundial gallo de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) y así convertirse en el primer boxeador argentino en conseguirlo en tres categorías distintas, cuando se suba al ring para enfrentar al sudafricano Zolani Tete, en el SSE Arena de Belfast.
Quedó muy lejos el primero de diciembre del año 2000 cuando El Huracán debutó profesionalmente y ganó en su Trelew natal. A fuerza de una vida disciplinada dedicada al deporte, la victoria se convirtió en una constante en su larga y exitosa carrera.
En su decimosegunda pelea profesional, el 13 de julio de 2002, consiguió el título mundial mosca de la OMB en el histórico Luna Park ante el nicaragüense Adonis Rivas. Desde que se bajó del cuadrilátero con el cinturón dorado aferrado a su cintura, comenzó a construir un récord argentino: defendió la corona 16 veces consecutivas, dos más que Carlos Monzón (que lo logró en la categoría mediano). Hasta que en 2010 lo reasignó para poder competir en la categoría supermosca, en la que se consagró en mayo de ese año, otra vez en el icónico escenario de la calle Bouchard, frente a Everth Briceno.
Pero para Narváez no todo ha sido castigar con sus nudillos izquierdos, obviamente también le tocó recibir piñas. Aunque apenas dos veces en su extenso recorrido con los guantes puestos volvió al vestuario derrotado; sólo el japonés Naoya Inoue pudo noquearlo en diciembre de 2014.
La lógica curva descendente del epílogo de una trayectoria profesional todavía no se vislumbra en el púgil de 42 años y llega a la histórica pelea del 21 de abril con 5 victorias seguidas, la última por decisión unánime en las tarjetas ante el venezolano Jesús Vargas de 25 años, en el Nuevo Palacio Aurinegro de Puerto Madryn.
Su próximo rival -y actual poseedor de la corona- también es más joven que él, en este caso por 12 años. A lo largo de su carrera ha dado varias muestras de su valía y acumula 10 victorias en fila. En su último combate le bastaron 8 segundos para mandar a la lona a su compatriota Siboniso Gonya. Tete posee un récord de 26 victorias, 21 por nocaut, y 3 derrotas, sólo una por la vía rápida, ante Moruti Mthalane en 2010.
Originalmente el encuentro estaba pautado para el mes de febrero en la ciudad de Londres, pero Tete acusó una lesión en su tendón de Aquiles y se debió reprogramar. Antes de viajar al Viejo continente el argentino declaró: “Uno se puede lesionar, pero ellos en su momento no mandaron ninguna prueba de la lesión, ni siquiera un certificado, pero no importa. El campeón es él y hay que esperarlo.”
Tener menos años significa un cuerpo menos desgastado por arduos entrenamientos y combates, pero la juventud también es sinónimo de inexperiencia y el argentino cree que esa puede ser una de las claves al momento de imponerse: “Es un rival de respeto, su récord indica que tiene una mano dura y pesada, pero con la experiencia y mi boxeo trataré de neutralizarlo”.
“La posibilidad de lograr un título mundial en otra categoría es un incentivo muy grande. Esa es la motivación que me mantiene en pie”, declaró, previo a subirse al avión junto a su equipo de trabajo. Cuando el físico se ve disminuido, es el corazón y el orgullo el que tira del carro para salir a perseguir los objetivos.
Las agujas del reloj siguen girando y el tiempo de la preparación se acaba para darle paso al momento de la contienda. Cuando Narváez traspase las cuerdas y suene la campana el próximo sábado, se enfrentará solamente con sus puños y una gigantesca ilusión, convencido de seguir haciendo historia.
Foto: izquierdazo.com
Dario Bonnin, Ivan Furman, German Roca.