Con tan solo 15 años y un enorme futuro por delante su carrera como jugadora está dando pasos agigantados en muy poco tiempo, ya disputó una Copa Libertadores y salió campeona en su primer torneo jugando en River. En sus inicios no podía jugar con chicas porque escaseaban en ese entonces, pero igualmente se las arreglaba y competía con los varones. Hoy en día es más habitual ver a mujeres jugar al fútbol en cualquier plaza de la ciudad.
Pirámide Invertida tuvo la posibilidad de dialogar con ella y con respecto a su adaptación a competir con hombres, explicó: «La verdad es que desde que nací juego con varones y al pasar los años me fui acostumbrando, para mí ya era normal, toda mi vida lo hice. Me sirvió muchísimo porque no es lo mismo aprender compitiendo con mujeres que con hombres, me dio mucho carácter a la hora de jugar». Según comentan los vecinos, no había horario donde ella no estuviera con una pelota en la plaza. Con gambetas y lujos dejaba a todos con la boca abierta los sábados a la tarde. El fútbol corría por sus venas.
La elección de practicar un deporte «machista» no siempre es fácil para una mujer pero Dalila encontró su apoyo incondicional en su casa. «Mi familia es lo principal, siempre están al pie del cañón y me bancan en todas las que pueden. Después también esta mi primo, que la verdad marcó mucho en mí y siempre me ayuda a ir por mas», expresó.
Luego de varios años jugando en los clubes de su barrio y con el fútbol femenino en plena expansión en la actualidad, no iba a pasar mucho tiempo para que sus habilidades llegaran a algunos de los clubes más importantes del país y luego a la selección nacional. «Mi llegada a River Plate fue gracias al técnico que tuve cuando pase por el club «La Plaza» de mi barrio. El se contactó con el DT de River, que en su momento que era Diego Guacci, habló de mí y le dijo que me llevara a una prueba. Fui un lunes de febrero; me acuerdo como si fuera hoy. Y por suerte pude quedar. A la selección llegué gracias a la humildad, al sacrificio y trabajo del día a día. Fue muy emocionante cuando me dieron la noticia porque que no me lo imaginaba, además estaba pasando lindas cosas con el club. Sensaciones únicas e inexplicables», sentenció.
Con vistas al futuro queda mucho recorrido, pero Dalila ya sueña con la posibilidad de consagrarse con la celeste y blanca y de emigrar, ya que en Argentina el fútbol femenino no es profesional y en consecuencia no hay una remuneración. «Algo que sueño todos los días es poder ganar un título con la selección femenina; sería algo único para mí. Además, tener la posibilidad de jugar en algún club del exterior donde sea profesional y pueda recibir alguna recompensa por mi labor. Un club en donde me gustaría jugar es el Barcelona», afirmó.
Matias Foti