Luego de la desaparición de 100% Lucha, muchos de sus protagonistas tuvieron rumbos muy dispersos. Algunos se retiraron del mundo de la lucha libre, otros continuaron con su práctica mientras trabajaban en otro oficio y unos cuantos siguen dedicándose al cien por ciento a la misma, siendo grandes exponentes tanto a nivel nacional como internacional. En esta última clasificación entra Hip Hop Man, uno de los luchadores más queridos del ciclo televisivo transmitido por Telefé entre 2006 y 2010. Llevó su talento y habilidad a la cuna de esta disciplina, México, donde sumó experiencia y prestigio y ahora, a sus 34 años, es uno de los nombres más importantes de esta industria en ese país. En una charla con Pirámide Invertida, habló sobre su carrera y su personaje, que lo acompañó durante gran parte de la misma.
-¿Cómo fueron tus inicios en la lucha libre?
Desde mi primer año de vida que estoy arriba de un ring, junto a mi padre y mis tíos, quienes también son luchadores. A los 5 entraba como mascota de mi viejo, que en ese momento era “Cambá, el León”, y yo era “Cambacito”. A partir de los 17 comencé a entrenar en mi casa y después en Vélez, con la gente de Titanes en el Ring. Al año siguiente debuté como profesional en el anfiteatro de Martínez.
Durante toda tu carrera fuiste» Hip Hop Man» ¿Por qué mantuviste más de diez años el mismo personaje?
Cuando empecé hice varios. En Uruguay fue muy fuerte el de “Rogelio, el Plancha”. Pero Hip Hop Man, que fue ideado por Eduardo Husni, el entonces productor de 100% Lucha, llegó a niveles de popularidad muy altos y cuando terminó el programa (al que extraño muchísimo), todos me llamaban por ese seudónimo. Entonces ¿por qué cambiar? Llegué a México así, porque los promotores de las diferentes empresas me podían buscar en YouTube y ver mis actuaciones. Hoy en día, todos en este país saben quién soy. Si se da que entro a alguna empresa importante que quiera cambiármelo, no tendría ningún problema en hacerlo. Si no, me quedaré así siempre.
Venís de una familia en la que prácticamente todos son luchadores. ¿Sentís una presión de tener que mantener tu apellido
De ninguna manera. Mi apellido me ayudó únicamente en mis inicios, porque me enseñaron por ser “hijo de”. Pero a partir de 2004 en adelante, todo lo conseguí sin que tenga que ver el peso de mi familia. Y, gracias a Dios, logré superar todo lo que consiguieron tanto mi padre como mis tíos.
Con Mosca, tu hermano menor, son inseparables. ¿Cuál fue el mejor momento que viviste dentro del ambiente de la lucha con él?
Sin ninguna duda 100% Lucha. Fue lo mejor, porque compartíamos viajes, luchas… Cuando él salió campeón de la categoría welter en México (de la IWRG, International Wrestling Revolution Group, una de las tantas promociones que se radican en ese territorio), también fue muy bueno, hizo lo que ningún argentino pudo hacer en este siglo. Ahora nos divertimos mucho en nuestras luchas.
Unas de tus primeras experiencias en México fue en la IWRG. ¿Qué enseñanzas te dejó?
En esa compañía hice mi nombre bien grande y el setenta por ciento de mi carrera en México. Tuve todo tipo de enseñanzas y además, en cierto modo, tuve que aprender a luchar de nuevo para adaptarme al estilo mexicano.
Además de luchador profesional también sos actor. ¿Cómo lográs mantener una regularidad entre ambas profesiones?
Es complicado, porque la televisión te saca mucho tiempo de gimnasio, pero depende de los proyectos o luchas que haya. Siempre voy viendo a qué le doy más prioridad, pero teniendo en cuenta, obviamente, que la lucha es mi vida.
A pesar de que has tenido unas pocas experiencias en AAA (Asistencia, Asesoría y Administración) y CMLL (Consejo Mundial de Lucha Libre) ¿Te gustaría firmar con alguna de estas dos compañías a tiempo completo?
Con la que estuve más cerca fue con AAA, incluso ya me habían dado personaje, pero por diferentes razones no se dio. No es un objetivo, pero si se da, bienvenido sea, por supuesto. Mi objetivo real lo cumplí el año pasado cuando luché en la Arena México (considerada la catedral de la lucha libre mexicana). Pero, con respecto a si quisiera ser parte de alguna de esas empresas, las dos tienen sus pros y sus contras, pero me gustan ambas por igual.
Por Nicolás Cardinale