El Gobierno de la Ciudad finalizó las obras efectuadas en el Parque Las Heras y este lugar ahora cuenta con espacios recreativos, un nuevo trazado de senderos -para una mejor movilización de las personas- y un aumento gradual del espacio verde.
El gobierno porteño decidió refaccionar este espacio público -donde hasta 1962 funcionó la Penitenciaría Nacional- luego de haber escuchado el reclamo proveniente de los vecinos, que pidieron la incorporación de iluminación, un guardaparque, la construcción de cierres perimetrales y el agregado de bicisendas y espacios aeróbicos destinados a las actividades recreativas.
Las obras comenzaron en el mes de julio y avanzaron con cierta rapidez. Aún así, durante este período existieron polémicas con los aledaños, ONG defensoras del patrimonio urbano y legisladores pertenecientes a la oposición a causa de la programación del plan oficial que dictaminaba el retiro de 79 árboles de este lugar delimitado por las avenidas Las Heras y Coronel Díaz, entre Juncal y Jerónimo Salguero. En 2010, los vecinos frenaron la construcción de una playa de estacionamiento debajo del parque que, en su momento, el eje de la discusión para mantener a salvo este lugar fue la preservación del patrimonio arqueológico.
A raíz de este asunto se organizaron convocatorias con el pedido de que el parque tenga muchos más colores y no sea tapado por un gris del cemento. Las personas cargaron pancartas con frases como: «El árbol es salud», «Abrazo al Parque Las Heras» o «Basta de atropellos» e invitaban a los vecinos de la zona para que se unieran fielmente a este reclamo.
El Ministerio de Ambiente y Espacio Público, encargado de las obras, dejó en claro que el parque no iba a ser opacado por material e iban a aumentar el espacio verde. Esas palabras, meses más tarde, fueron respetadas ya que se incorporaron aproximadamente unos 1000 m2 de arbustos y herbáceas. No obstante, realizaron trabajos de poda y trasplante o retiro de ejemplares, porque había 70 especies en mal estado y, en su defecto, se agregaron 100 ejemplares nuevos.
En lo que respecta a lo mobiliario de este parque, se instalaron nuevas iluminarias y se renovaron mesas, bancos y cestos con recolección diferenciada. Además, se cambiaron los pisos por otros semi-absorbentes; se creó un sistema de canalización de aguas de lluvia, se incorporó un canil, se hizo un circuito aeróbico con postas, se mejoraron los patios de juegos y accesos; y se reparó el muro perimetral de contención ubicado sobre la avenida Las Heras.
«Estamos muy conformes con la remodelación. A nosotros nos gusta venir a estudiar acá con unos mates y disfrutar de las tardes con unos mates», dijeron Josefina y Luciana, ambas estudiantes de Medicina, en diálogo con Pirámide Invertida. Algunos, al pasar y observar las maquinarias, pensaron que podrían dañar el ambiente fresco y lleno de color verde que presenta este espacio, como es en el caso de Agustín, joven de 22 años, que opinó: «La verdad es que pensé otra cosa totalmente diferente y me equivoqué. Vivo por acá cerca y si no vengo con mis amigos a este lugar, voy a Plaza Francia o Plaza Mitre y allá hay muy poco pasto en comparación con este parque. Sin duda alguna, estoy muy contento por cómo quedó».
En el año 1983, este espacio fue declarado como parque urbano y a su alrededor se construyeron muchos edificios. También, a su alrededor, hay dos escuelas primarias -primaria común Nº16 Wenceslao Posse y escuela N° 26 Distrito Escolar 1 Van Gelderen-, la parroquia Nuestra Señora de Loreto y, en el centro de lo que era la penitenciaria, la escuela de fútbol Claudio Marangoni.
Alejandro Ulloa Castelli