En la ciudad de Buenos Aires, como en muchas otras partes de la Argentina, existen comedores comunitarios que ayudan a niños de la calle o familias que no tienen para poder alimentarse.
Este es el caso de la Fundación CONIN, organizado por aquellos que están interesados en buscar ayudar a los que no tienen las posibilidades de tener un plato de comida en la mesa. Se pueden encontrar varios puntos de interacción con la fundación, como los casos de los comedores ubicados en Pilar, San Isidro o Tigre. Esta fundación cuenta con una gran colaboración de un numeroso grupo de personas que se reúnen para recolectar alimentos no perecederos que luego son enviados a la misma entidad.
Liliana Bellani, de 60 años, es una de las personas que voluntariamente colaboran día a día para que los niños puedan tener una alimentación diaria y crecer sanamente. Además se reúnen juguetes para que los chicos puedan divertirse y disfrutar de los tiempos libres. Pirámide Invertida dialogó con ella en un mano a mano y esto contó:
-¿Por medio de quién llegaste a CONIN para colaborar?
-Por intermedio de los medios tuve la posibilidad de escuchar de qué se trataba esta fundación, me interesó lo que hacían y empecé a colaborar voluntariamente en la guardia de Rincón de Milberg (Tigre), donde cuidaba a niños pequeños.
–¿Cuánto tiempo hace que colaborás para esta fundación? ¿Y qué te genera ayudar a otras personas?
-Hace poco más de dos años que estoy relacionada con esta organización. Es gratificante poder ayudar en la fundación ya que son muy chicos y llegan con peligro de desnutrición. Cuidamos desde bebes a niños de 4 años en adelante. Es una gran satisfacción saber que con un granito de arena podés mejorar la calidad de vida de los demás.
-¿Cómo era colaborar dentro de la guardería?
-Dentro de la guardería yo colaboraba con los bebes, hasta nenes de dos años. Los hacíamos dormir, les cambiábamos los pañales, se les daba el desayuno, merienda y cena. Y en una de las salas del hogar los hacíamos jugar.
–¿Qué clase de alimentos recolectan?
-Alimentos no perecederos; lo implementamos este año entre varios barrios cerrados que se encuentran en la zona de Tigre, y cada uno tiene un alimento específico para recolectar, además de leche larga vida.
-¿Reciben una gran ayuda de los que colaboran?
-La gente de a poco se ha ido interesando. Cada vez te reciben con más amabilidad. Todos los meses, una semana antes de comenzar la recolección, les damos un recordatorio cuando pasamos puerta por puerta. A veces nos esperan con ya lo necesario listo y en otras nos llevan lo que pedimos a las casas. Y algunos colaboran con más de lo que pedimos.
-¿Cómo es ese “colaborar más” que mencionás? ¿Es con más alimentos de lo que piden, productos distintos o instruyéndose más en el tema?
-Hemos tenido, en alguna que otra oportunidad, grandes donaciones que se canalizan a través de vía bancaria a la fundación; si no, hay gente que en vez de darte una caja de leche larga vida te da una caja de 12 cajas o en vez de un paquete de lentejas, fideos o polenta, te dan de a cuatro.
-¿Cómo puede la gente acercarse para colaborar?
-Pueden entrar a la página y buscar por las distintas direcciones de los comedores, donde encontrarán el nombre de los encargados o directivos para ponerse en contacto, ya sea para una donación de dinero o para dar una mano con alguna actividad. También se dan talleres de costura, higiene, o cocina para las mamás que cuando vayan a sus hogares sepan cómo hacerse cargo de sus niños. Siempre se necesita una mano.
Gonzalo Grondona Bellani y Nicolás Savona