El día estuvo manchado por la violencia policíaca para impedir que la gente pudiera ejercer su derecho a votar. Con todo esto en contra, un 43% de los 5.3 millones de electores participaron, con un 90% a favor de la secesión.
El presidente catalán, Carles Puidgemont, dijo ante el parlamento que el referéndum otorgó el mandato para que Cataluña se convierta en un Estado independiente, pero que él prefiere llegar a una “solución acordada” con el Gobierno español.
El presidente Carles Puidgemont se presentó por primera vez ante el parlamento luego del referéndum del 1° de octubre pasado. En su discurso aseguró que quiere la independencia de Cataluña para que pase a ser “un Estado independiente en forma de república”, pero que prefiere suspenderlo para que se dialogue con toda Europa.
Hay que recordar lo que está en juego en este diálogo que quieren entablar: Cataluña es un territorio estratégico para España, que cuenta con una superficie similar a la de Bélgica, y tiene el 16% de la población total de España y el 19% de su Producto Interior Bruto. Es por eso que desde Madrid no van a quedarse de brazos cruzados.
Puidgemont también dijo que “no tiene nada contra España”, pero que la situación es insostenible después de tantos años de agravio por parte de las autoridades españolas. Dentro de esos agravios mencionó lo que considera un menosprecio constante hacia la lengua y la cultura catalanas, la falta de inversiones y la decisión del Tribunal Constitucional en 2010 de recortar el Estatut que había sido aprobado en consulta popular unos años antes.
“Esto es un asunto europeo y me comprometo a desescalar la tensión generada por este referéndum”, aseguró el presidente catalán.
La contracara del Referéndum
Con la excusa de celebrar el día de la Hispanidad, 65.000 personas marcharon para proclamarse en contra de la Independencia Catalana. En las banderas se podían leer mensajes como “Prisión a Puidgemont” y “Yo soy español, español, español”.
Con el lema “Cataluña sí, España también”, estas miles de personas marcharon por las calles de Barcelona para hacerse escuchar. “Hace sólo dos días, Puidgemont amagó con proclamar la independencia. Al final, parece que le temblaron las manos y las piernas, y la DUI (Declaración Unilateral de independencia) quedó reducida a una confusa pantomima, más propia de patio de colegio que de sede parlamentaria”, proclamaron sobre el escenario los promotores de la movilización: Societat Civil Catalana (SCC).
La marcha no fue pacífica. Grupos de ultra derecha se pelearon entre sí, y dejaron en su paso graves incidentes. Después de investigaciones se descubrió que estos grupos pertenecían a barras de equipos futbolísticos rivales.
PAULA LOPEZ VALDI