Desde Córdoba y con una tonada bien característica a su ciudad natal, Guillermo Bertola cuenta la magnífica historia que atravesó hasta llegar a ser campeón del mundo. Con 27 años nunca imaginaba lograr lo que logró. Siempre preparado a disputar competencias de menor kilometraje, fue a probar suerte al Grand Prix y se terminó llevando el premio máximo. En la actualidad se encuentra dentro de los 10 mejores del mundo y en la charla con Pirámide invertida describe cómo vivió esa hazaña, cuál es su entrenamiento y sus objetivos a corto y a largo plazo.
¿Esperabas ser campeón del Grand Prix Fina 2017?
La verdad que no lo esperaba porque yo no había podido hacer la primera carrera porque cayó justo el mismo día que otra competencia. Y como son 4 carreras en este año, solamente pude hacer 3. Además de que me estaba entrenando para carreras de 10 km y no de Grand Prix que son más de 15. Fue algo completamente inesperado y muy loco desde todo punto de vista.
¿Cómo fueron esos días previos?
Todo empezó en Sierra Nevada. Allí estuve 3 semanas entrenando; a los 4 días bajé a Portugal solo 2 días a competir una carrera de 10 km, luego me fui a competir la World Championship en Budapest. Después de eso me anoté en los 10 km en Canadá y de ahí a los dos días tenía la carrera Grand Prix que me anoté más que nada por un tema económico, porque era la competencia que más dinero te dejaba. Se corría la segunda fecha de la competencia y era en la misma ciudad, entonces fui a probar suerte. Salí primero. Como me fue tan bien, me la jugué y cambié el pasaje. Tenía que volver para Argentina pero me fui a Macedonia. Salí tercero. Fueron 30 kilómetros. No me podía volver y cambié de nuevo el pasaje. Llegué a Italia para correr la Capri-Nápoles y le gané por 30 centésimas al que le tenía que ganar para ser campeón del mundo.
Encima estableciste un récord…
Si la verdad que fue impensado y cuando terminó todo me dijeron que mi récord no se hacía desde el 2000, así que fue algo totalmente increíble.
¿Tuviste que afrontar muchas adversidades hasta llegar a dónde estás?
Sí, como todo deportista. Me parece que ninguno, o muy pocos llegan holgado a situaciones como estas. Pasando buenos o malos momentos, pero me parece que la fortaleza creo yo que está en la perseverancia, en pasar malos momentos hasta poder lograr lo que uno quiere. Al principio es todo muy difícil, sin tener sponsors que te dan respaldo y todo se basa en una base muy grande de resultados para poder tener ayuda económica. Uno tiene que empezar muy desde abajo y después van a ir saliendo las cosas.
¿Cómo es un día habitual tuyo?
Me levanto a las 6 para estar a las 7 en el agua. Entreno 3 horas, luego una hora más que hago de gimnasio. A las 15:30 arranco de nuevo y también dos horas, luego kinesiología, elongación. En medio de eso hago actividades aeróbicas como correr, saltar, andar en bicicleta, etc.
¿Tenés un entrenamiento y nutrición especial?
Yo vivo solo y se me hace muy difícil, je. Siempre estoy en esa pirámide de nutrición pero allegados a los torneos cada vez me voy poniendo más exigente con esa dieta y cada vez sigo respetando más esas pautas que me da la nutricionista. En general me mantengo en ese círculo, pero cuando se aproxima una carrera uno se cuida mucho más.
¿Qué objetivos tenés para el futuro?
Para el 2018 estar dentro de los Juegos del Sur y sacar una medalla; pelear de nuevo por el Grand Prix y luego apuntar al 2019, que va a ser el clasificatorio a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Por Ignacio Rodríguez