Dos de los temas que pueden mencionarse constantemente en cualquier lugar del mundo son el deporte y la literatura.
Más allá de que priori podría considerarse que vincular dos temas tan desiguales generaría cierta incertidumbre, muchos periodistas y hasta incluso ex deportistas, una vez finalizadas sus carreras deciden plasmar toda su historia sobre las páginas de un libro.
Pero, ¿Cómo se puede describir la sensación que implica realizar un deporte? ¿Es posible hacer sentir la misma adrenalina que se genera al momento de disputar una final o incluso en un juego recreativo entre amigos en la plaza del barrio tan solo con la lectura de hojas que no parecen tener emoción alguna más que letras a nivel miniatura? La respuesta es subjetiva, obviamente. Aquellas personas que no logran entrar en un texto, por más básico que sea, nunca llegarán a igualar el marco que las epopeyas descriptas en los libros pueden exhibir. Y es a partir de ese punto que comienza este relato y nuevamente surge una nueva pregunta como disparador. ¿Cómo se vive el saber que todas aquellas personas que lean tus escritos, podrán vivir, sentir y disfrutar (si se me permite tomar la muletilla de Rodolfo de Paoli), tal como lo hizo uno en carne propia?
Al momento en que se quiere ingresar de lleno en lo que es el género deportivo, algunos de los referentes en lo que refiere a esa materia mencionan varias bifurcaciones que permiten abrir demasiados caminos dentro del mismo. Para ejemplificar esta teoría, Matías Baldo, especialista en lo que refiere a la poesía del básquetbol, aportó su opinión acerca del problema planteado: “El género deportivo además de ser un género en sí, colabora también con el rubro de lo social, lo político y lo psicológico. Lo deportivo en sí es chato y hay muchas cosas que trabajan por detrás”.
Tal como afirma Baldo, al abarcar tantos temas dentro de uno mismo surgen muchos más análisis que la principal relación vista a simple vista. Un rápido repaso por la conexión con los ámbitos social y psicológico, hace mención a que al momento en que una persona ingresa en la lectura de uno de lo estos libros (en este caso habría que tomar el libro “Dorados y Eternos”, obra de Matías Baldo junto con Pablo Pokorski en alusión a la historia a la generación dorada) el ser humano forma un lazo invisible el cual lo transporta hacia aquella situación.
Otra de las frases que resaltó Baldo al momento en que el fue consultado por la relación entre el deporte y la literatura, fue: “El gran objetivo que tienen algunos libros es el de trascender lo deportivo. Retomando el aspecto social, lo que uno plasme sobre las páginas ha de ser una construcción que repercuta en la sociedad”.
El último concepto que destacó el autor es el hecho de la construcción (o ampliación) del mito detrás de la historia. Para ello, Baldo poso la pelota al suelo y cambió rotundamente de deporte: “Las historias contadas en los libros también cumplen el factor de la construcción del mito. Más allá de todo lo que el nombre propio significa, un ejemplo claro es el de Andrés Burgo con su libro ‘El Partido’, en el cual se resalta la magnitud de nada más y nada menos que Diego Armando Maradona.”
En esta búsqueda de todas las patas de la mesa que conforman la emisión y recepción de estas historias deportivas, desde el otro lado aparecen los lectores, quienes, tal como se mencionó antes, reciben y captan las historias y los mensajes enviados por los creadores de los libros.
Bien podría simplemente considerarse que quienes leen y quedan atrapados en la telaraña de emociones generadas por los escritos de esos libros, forman parte solamente de la audiencia en un teatro donde los protagonistas son las oraciones de ese texto. Pero en realidad, en ciertas ocasiones, el grupo de lectores también forma parte del marco de ese texto, aun coincidiendo o no con quien publica su obra y punto de vista. Ya sea por haber presenciado el hecho, o por haber tenido una experiencia con alguien cercano, el ámbito deportivo, al no compartir características con un hecho de ficción, acerca en una gran medida la posibilidad de comparación.
Si bien es difícil que las opiniones de las miles de personas, encandiladas por los libros deportivos, salgan a la luz, es muy probable que, así como en televisión hoy se realizan los programas de debate (ya sea de fútbol, básquet o cualquier otro deporte), se genere una discusión o, mejor dicho, un debate en cuanto a las proezas recientemente leídas. De esta manera, se pregonará la cultura de la lectura y además, algo no menor ya que para muchos no es simplemente un hobby o una distracción, se podrá relacionar con el deporte y las hazañas realizadas por los atletas más admirados por el público.
Una producción especial de: Ivan Ledesma, Juan Manuel Tovvaco, Mateo Masello, Leonel Mallo, Sebastián Mazzocchi, Gabriel Rivero, Nicolás Cipriano, Emiliano Ortiz, Lorenzo Gutierrez, Sebastian Alba, Agustin Telechea, Camila Padua y Julieta Raveca