El handball en la Argentina es uno de los deportes más practicados por niños y adolescentes debido a diversos torneos estudiantiles. La Liga de Honor es la competición a la que la mayoría de los jóvenes apasionados al handball sueñan con llegar. Pero antes, deben pasar por un proceso de crecimiento y aprendizaje, que los capacite para ser deportistas de élite. Pirámide Invertida tuvo la oportunidad de hablar con Santiago Barrientos, un joven jugador del Club Social de Burzaco, quien nos contó sobre su vida, el handball.
Santiago se formó en el Club Sportivo Burzaco. Ingresó en el mundo del handball gracias a los Torneos Bonaerenses en los que representaba a su colegio. Conoció un mundo diferente al del fútbol. Entró. Y no saldrá jamás. En 2012 comenzó a competir para Sportivo, en la categoría cadetes. Dos años tardó en dar el salto a las mayores, donde jugó hasta 2016, consiguiendo múltiples títulos y siendo elegido en reiteradas oportunidades para integrar los seleccionados de la ASBal en juveniles y mayores. En febrero del corriente, el equipo se disolvió y todo el plantel se pasó al Social, que apenas en este año comenzó con la disciplina handball. Actualmente, están participando de un torneo organizado por el Club CIDECO, y su objetivo es entrar el año próximo en la Femebal. Repasamos su vida en el handball junto al lateral o extremo izquierdo del Social de Burzaco.
-¿Cómo conociste el mundo del handball?
-Lo conocí por el colegio. Lo practicábamos en gimnasia y luego participábamos en los Torneos Bonaerenses. Me gustó tanto que en 2011, con 14 años, arranqué en cadetes del club Sportivo Burzaco, que jugaba en la ASBal. A partir de ahí no lo dejé más.
-¿Conseguiste salir campeón en alguna categoría?
-En varias. Realmente nunca bajé del tercer puesto en todos los torneos en los que jugué, así que preparate, je. Fuimos campeones en cadetes torneos Apertura y Clausura 2013 y en juveniles torneos Apertura y Clausura 2014 y 2015. Estos dos últimos años jugué también con la mayor, y ganamos los dos títulos en 2015.
-¿Tuviste la oportunidad de ir a un equipo de la Femebal?
-En 2016 Banfield me vino a buscar. Fui, entrené, jugué amistosos. Estuve cuatro meses y volví a Burzaco. Me pedían que pague un pase para hacer oficial el traspaso interfederativo (de ASBal a Femebal), pero era carísimo, entonces dejé.
-¿Jugaste al fútbol en algún club antes que al handball?
-Sí. En papi jugué en distintos clubes de barrio desde los tres años. Después pasé a jugar fútbol 11 en Banfield, ahí estuve dos años. Terminé dejando porque me metí de lleno en el handball. Si bien amo el fútbol, volvería a tomar la misma decisión una y mil veces.
-¿La vida te golpeó alguna vez?
-Mi viejo falleció en un accidente cuando tenía 5 años. Si bien quizás no entendía mucho, fue un golpe muy duro. Él era quien me llevaba a jugar al baby y me apoyaba siempre. Después de eso, el que me llevaba siempre e iba a todos lados conmigo fue mi tío.
-¿Qué creés que hubiese pasado si no tenías el deporte como actividad de distracción o a tu familia como apoyo?
-Le debo todo a mi familia, no sería nada sin ellos. No sabría jugar a nada y mucho menos tendría la actitud en cancha que demuestro. El deporte me ayudó mucho también, fue mi soporte como distracción, y donde podía relacionarme con mis amigos.
-¿Qué es el handball para vos?
Es una forma de vivir para mí, es mi hobbie que no cambiaría por nada. Espero seguir haciéndolo siempre.
Autor: Renzo Desaunet, segundo B, turno mañana.