Los payasos de hospitales son agentes de salud que utilizan las técnicas de payaso teatral para generar un aura de felicidad dentro de los centros médicos. Emplean recursos psicológicos y artísticos a través de la música, el teatro, la magia y el arte humorístico. Consideran que esta disciplina es un complemento de la medicina. «Lo complicado y un gran desafío al que tenemos que afrontar es la improvisación ya que nosotros no sabemos el diagnostico de los pacientes hasta llegar al hospital”, comentó una estudiante de esta original especialidad.
Estas personas estudian todo lo referido a la medicina y psicología; sus principales objetivos son la desdramatización del medio hospitalario, mantener un estado de ánimo optimista sostenido y lograr mayor participación de los familiares y del equipo médico. Sus vestimentas tienen colores cálidos y divertidos, y también utilizan sombreros, zapatos de talle exagerado, medias a rayas, delantales, pelucas de todos los colores y grandes narices coloradas. “A mi payasa le gusta mucho pedir autógrafos, a lo que llamo ‘paya autógrafos’, y jugamos a que los niños son famosos por ejemplo jugadores de fútbol, cantantes, modelos”, explicó Catarina, el nombre artístico de una payamédica.
En nuestro país existe una organización no gubernamental, creada en 2002 con el nombre “Payamédicos Asociación Civil” por el médico psiquiatra José Pelluchi del servicio de Terapia Intensiva del Hospital de Gastroenterología Dr. Carlos Bonorino Udaondo, y la Licenciada en Psicología Andrea Romero, del servicio de Psicopatología Infanto-Juvenil del Hospital de Clínicas. En 2015, Daniel Scioli, por entonces el gobernador bonaerense, firmó un decreto en donde se debía incorporar al payamédico en el servicio de pediatría de todos los centros asistenciales provinciales y municipales. Los payasos de hospitales prestan un servicio social y perciben honorarios como cualquier trabajador formal. Además no es necesario estar recibidos de médicos.
Se dictan cursos de payamédicos por todo nuestro país, principalmente en facultades y hospitales. Los requisitos que se deben cumplir para poder inscribirse son: ser mayor de 18 años y terminar el ciclo secundario. Su duración es de un año entre las formaciones y prácticas.
En diálogo con Pirámide Invertida, Ainoha, una payamédica y estudiante de medicina de la UBA, contó su experiencia y cómo se relacionaba con los chicos: “Tuve un caso de un chico que odiaba a los médicos, porque siempre le hacían sufrir, y para que él entendiera que estaban para curarlo, jugábamos a que el niño era el doctor y yo su paciente”. Y añadió: “Otro caso un poco más complejo fue el de una adolescente que odiaba a la mamá y la señora se involucraba en nuestro trabajo sin poder dialogar con la chica. Entonces inventamos una forma de hablar por la que solo nos entendíamos entre nosotras y así lograr estar más cerca de ella”.
El sábado 23 de septiembre fue el Día Internacional de la Sonrisa y ellos no podían faltar: salieron a recorrer las calles, plazas y centros de las ciudades con su paya-nave, generaron grandes sorpresas en los peatones y regalaron flores y golosinas. Y además, informaron sobre las actividades de promoción de la salud que lleva adelante la Subsecretaría de Salud Mental y Atención a las Adicciones del ministerio de Salud.
Noelia Boschiero y Facundo Olguin