El deporte argentino siempre fue rico en cuanto a sus individualidades. Se puede nombrar tanto a Diego Maradona como a Lionel Messi, Gabriel Batistuta y otros tantos futbolistas; a Oscar Bonavena, Nicolino Locce y muchos boxeadores más; o incluso Hugo Porta en el rugby, Ginóbili en el básquet, Fangio en el automovilismo, Luciana Aymar en el hockey sobre césped, y tantos otros. Pero nunca existió alguien como Guillermo Vilas, quien logró popularizar una actividad que era completamente elitista y que pocos se daban el lujo de practicar como lo era el tenis. El 1 de septiembre se cumplieron cuatro décadas de su coronación en el US Open, uno de los tantos títulos que consiguió en su carrera y que le permitió ser el abanderado del desarrollo de las raquetas en nuestro país.
Vilas no solo sobresalió en su carrera individual, sino que también le dio a Argentina su primera participación en el grupo mundial la Copa Davis. «El equipo nacional nunca había ganado la zona americana siquiera, gracias a ‘Willy’ lo pudo lograr», reconoce Horacio Gandolfo, ex jugador amateur que actualmente se desempeña como profesor en El Prado Tenis Club de Quilmes. Además, agrega que gracias a la obtención del Másters de 1974, se produjo una revolución que permitió el desacartonamiento de este deporte y que sus jugadores empiecen a utilizar ropas de color durante su práctica, contraponiéndose al clásico color blanco. «Es innegable que ha sido el precursor moderno del tenis argentino, yo de chico empecé a jugarlo gracias a él, siempre lo seguí y hoy soy profesor y vivo de lo que me gusta por haberlo visto en acción en las canchas», sostuvo. El inventor de «la gran Willy» llegó a ser el número dos del mundo en el ranking ATP en 1977, pero Gandolfo opina que «injustamente no fue número uno por culpa de una computadora».
Por otro lado, Javier Delorte, quien fue alumno de Gandolfo y ahora enseña junto a él, además de dedicarse al periodismo deportivo, argumenta de manera similar: «Es una piedra fundacional y fundamental en el tenis nacional y hasta podríamos hablar del deporte argentino». También lo compara con otros deportistas, tales como Emanuel Ginóbilli en el básquet y Marcos Milinkovic y Hugo Conte en el vóley, quienes, según él, fueron muy importantes para sus disciplinas. Explica que fomentó la inclusión a esta actividad, porque permitió que mucha gente conociera el tenis y lo practicara en un club, y quienes no podían hacerlo allí, armaban una «red» en la calle y jugaban a su manera. Además, afirma que «aquellos tenistas que luego llegaron a ser profesionales hablan de que crecieron mirándolo a él» y citó, para dar un ejemplo, a Gastón Gaudio, quien luego de derrotar a Guillermo Coria en la final de Roland Garros 2004 le dijo «gracias a vos estoy acá» a un Vilas que se encontraba en la tribuna del court central. Delorte también se expresó acerca de cómo Willy fue una influencia para él: «Yo empecé a jugar a los 4 años, allá por 1989 y en ese momento no me daba cuenta, pero yo quería usar vincha y muñequera porque lo veía a él». Aclara que, si bien fue seguidor de Pete Sampras y del propio Gaudio, Vilas fue su primer gran reflejo y emblema de su deporte.
En su palmarés tiene la nada despreciable cantidad de 78 títulos cosechados (62 de singles y 16 de dobles, entre los que se destacan 4 Grand Slams y un Másters) y un lugar en el Salón de la Fama del Tenis (Clase 1991). No cabe ninguna duda que el legado de Guillermo Vilas será difícil de igualar en el deporte argentino.
Nicolás Cardinale