La reforma educativa propuesta por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, denominada “Secundaria del futuro”, tiene origen en la necesidad de adaptar a la educación y a los alumnos a las nuevas demandas de un mundo cada vez más digital. Es por esto que una de las bases de este nuevo sistema es la utilización en las aulas de las nuevas tecnologías, tales como impresoras 3D o pizarras interactivas. Esta propuesta, que será puesta en marcha en el 2018 de forma progresiva, se implementará en todas las escuelas secundarias de la Capital Federal.
La nueva escuela secundaria contará, en su inicio, con dos años de ciclo básico; seguirá con dos de ciclo orientado y su último año contendrá prácticas laborales, lo que reduciría las clases un 50%, aunque los alumnos cursarán todas las materias previstas para ese año en el plan de estudio. Además, se planea hacer una modificación en la forma de evaluar a los estudiantes. La nota numérica no sería la única manera, sino que se evaluaría progresivamente, no sólo los contenidos sino también las aptitudes que adquieran los alumnos.
Pero los estudiantes reaccionaron con enojo al conocer el proyecto. En repudio a esta medida, decenas colegios en CABA fueron tomados por sus respectivos alumnos: entre ellos, Escuela de Bellas Artes “Manuel Belgrano” y “Rogelio Yrurtia; Normal 1 “Roque Saenz Peña”; Normal 2 “Mariano Acosta”; Media 1 “Julio Cortázar”; Media 1 “Rodolfo Walsh”; Media 3 “Antonio Devoto”; Media 3 “Osvaldo Pugliese”; Liceo 9 “Santiago Derqui”; Escuela Julio Argentino Roca; Técnica 33 “Plumerillo” y “Fernando Fader”; Lenguas Vivas “Juan Ramón Fernández”; Escuela de música “Juan Pedro Esnaola”; Carlos Pellegrini y Nacional de Buenos Aires.
Pese al reclamo de padres y alumnos por esta reforma en el último año, en la que se perdería una gran cantidad de clases, el Gobierno de la Ciudad sostuvo que “los estudiantes no van a trabajar, sino que continuarán aprendiendo en otros contextos”.
Un alumno de 4° año de la Escuela Normal 4, ubicada en el barrio de Caballito, opinó así para Pirámide Invertida: “Si bien la medida cayó de repente, no me parece mala la idea de realizar prácticas laborales en el último año, creo que nos puede servir mucho para nuestro futuro. Hay muchos alumnos que tras terminar la secundaria, no pueden pagar un estudio terciario o universitario, o simplemente no quieren hacerlo. Por el momento, nuestro centro de estudiantes ha decidido no tomar el colegio. Como siempre, hay algunos que están a favor y otros que están en contra”.
Sebastián Bezerri, Cristian Seco y Santiago Scarabelli