Los jóvenes ya no sólo se exponen al bullying en los colegios, sino también en las redes sociales. No se trata de abusos de índole sexual o en donde los adultos intervienen. A este mal de nuestra época, el acoso cibernético, se lo conoce como cyberbullying.
Vivimos en una sociedad donde se observa con más frecuencia a los chicos que, además de luchar contra alguna discapacidad, sufren al ver que sus compañeros les hacen notar que no son como ellos.
En el último año se conocieron casos desgarradores por el cyberbullying en los colegios. En La Plata, en el mes de agosto, una chica de 15 años que asistía al Colegio Nacional Rafael Hernández, ante tanto desprecio que sentía hacia sus pares en el aula, decidió suicidarse delante de todos sus compañeros en la primera hora de clase. Esta alumna ya había anticipado por una red social anónima llamada Voxed: «Voy a robarle el revólver a mi papá antes de salir para el colegio y pienso pegarme el balazo en la primera hora. Tengo 5 balas, si en ese momento da para matar a 3 o 4 compañeros, joya. Pero mi misión principal es el suicidio», publicó.
En otro caso más reciente aún, un grupo de madres de una institución de Merlo festejó mediante un grupo de WhatssApp el cambio de división de un chico con Síndrome de Asperger, dificultad que impide entender frases con doble sentido o indirectas. El mensaje que enviaban a este grupo sostenía: «Qué bueno para los chicos, que puedan trabajar y estar tranquilos».
Recorriendo algunas instituciones privadas por La Matanza, Pirámide Invertida tuvo la posibilidad de hablar con una de las directoras. Al preguntarle cuál sería la mejor manera de prevenirlo, comentó: «Todas las escuelas deberían brindar el servicio de un cuerpo de psicólogos, más a esta edad; la adolescencia, como a todos nos ha pasado, es una etapa difícil de transitar para algunos alumnos». En los colegios secundarios esto es muy frecuente, y más aún con el avance de la tecnología y todas las redes sociales anónimas que están al alcance de todos. Pero, muchas veces, los chicos no son controlados por sus padres. La directora opinó: «Nosotros como institución decidimos apartarnos de los problemas de Redes Sociales, es algo que no podemos controlar; los padres vienen igual y las respuestas que damos siempre son las mismas. Que controlen más los celulares de sus hijos porque hay veces que ni ellos saben para qué los usan”.
Con el correr de la conversación, contó que tuvo experiencias de este tipo pero en otro establecimiento, aunque advirtió: «Se visualiza más en los chicos de primer año y es donde pedimos más que las madres se fijen en lo que ellos hacen con los teléfonos celulares». Estos temas son complicados de manejar, tanto para el entorno familiar como en un establecimiento educativo; por tal motivo, siempre hay que estar prevenido. Para finalizar, comentó: «En la asignatura Construcción Ciudadana, en casi todos los colegios, se ven estos temas; no podemos identificar con anticipación el tema del cyberbuylling, no somos psicólogos, pero pedimos a los profesores en su clase que lo hablen y estén atentos ante cualquier situación de este tipo».
Noelia Boschiero y Facundo Olguin