Agosto. Un mes sumamente convulsionado, tras una nueva desaparición en democracia. El nombre de Santiago Andrés Maldonado, artesano y tatuador de 28 años, oriundo de 25 de Mayo, Buenos Aires, fue agregado a la lista conformada por Fernando Lario, Luciano Arruga, Julio López, entre otros. El joven habría sido partícipe del reclamo en Ruta 40 de la comunidad mapuche Lof en Resistencia, en el departamento de Cushamen (85 km de Esquel, Chubut), donde Gendarmería Nacional ejecutó ordenes avanzar sobre los manifestantes. Allí fue donde se habría visto por última vez a quien hoy es la persona más buscada del país. Desde el primer día del octavo mes, las teorías sobre el tema han cambiado, con una gran brecha entre la familia damnificada -quien apunta al organismo militar como culpable y al estado como negligente- y, principalmente, el Ministerio de Seguridad dirigido por Patricia Bullrich -quien ha puesto en duda la presencia del individuo en el lugar de los hechos y ha defendido a la principal fuerza-. En medio del caos, un pueblo exige y libera su preocupación con una pregunta: ¿Dónde está Santiago?
El primero de septiembre, a un mes del acontecimiento, Argentina se movilizó. El interrogante se reiteró a voz alzada desde las 15 en todo el país, pero con el punto de concentración más grande en Plaza de Mayo. Allí, distintos tipos movimientos y personas autoconvocadas se hicieron presentes con un gran mensaje de apoyo para la causa, como también agrupaciones e individuos que quisieron sacar provecho, fuera del enfoque esencial, del multitudinario pedido.
El “Lado A”:
En la concentración se vieron familias, gente de diversas edades, y todos los estratos dieron el presente. Todos en su mayoría conviviendo con el color del rostro de Santiago en panfletos, pancartas y banderas de todos los colores. Todos con el sentimiento de pertenencia para con un compatriota.
Uno de los que se sumaron al pedido por la aparición con vida del artesano bonaerense fue Daniel Filmus, candidato de “Unión Porteña” a Diputado Nacional, quién se mostró crítico con el accionar gubernamental: “En lugar de investigar o reconocer que hay un detenido o desaparecido forzado, el gobierno intenta negar absolutamente todo. Mientras lo que en realidad tendrían que hacer es encabezar la búsqueda y sacar a gendarmería del medio, para poder investigar libremente”, apuntó el integrante de la oposición, después de posar junto a una foto de Santiago, con un tono de desconfianza, y rápidamente adjuntó en diálogo con Pirámide invertida “El gobierno tiene que investigar y llegar a una causa, pero seriamente. La Fiscal, claramente, caratuló la causa como desaparición forzada de persona. ¿Quién fue? Es difícil saberlo si no hay nada serio”, en sentencia a como se ha tratado el tema de interés nacional por el oficialismo, a pesar de que hace una semana Silvina Avila, responsable de la Fiscalía de Esquel, haya recaratulado la causa de “NN sobre averiguación de delito” a la nombrada por el ex Ministro de Educación kirchnerista.
Elba Carboneli, una jubilada de 78 años, cuidadosamente separada de la masa de manifestantes pero para nada ajena del reclamo, con la cara de Maldonado plasmada en un papel y una mirada que inspiraba angustia, también decidió dedicarle palabras al tema: “La sociedad reclama que el gobierno intervenga, sin banderas políticas. En todas las marchas hay ideologías, el que dice que no miente. Desde nuestro lugar tenemos que hacer a un lado la política y pedir por la aparición de Santiago”. Ella, presente por sus propios medios, sin denotar ninguna inclinación, sólo busca transparencia por la paz de la familia del integrante de la sociedad que hoy falta y se hace sentir. Para recalcar aún más su transparencia, que es representante de una enorme porción de los que se convocaron el día viernes y el verdadero significado de la movilización expresó un mensaje para la sociedad, la misma que ha hecho llegar la grieta a esta tragedia:
“Tenemos que unirnos todos, a pesar de nuestros ideales. La causa es una vida humana”.
El “Lado B”:
La concentración que miles de personas realizaron en el centro de la Ciudad, de manera pacífica, fueron manchadas por el accionar de ciertos factores de la masa inadaptada. Cerca de las 17, primeros instantes de la manifestación, en la intersección de Avenida de Mayo y 9 de Julio, se produjo un enfrentamiento entre un grupo que llevaba pecheras de ATE (Asociación Trabajadores del Estado) y el reconocido Movimiento Revolucionario Quebracho. Palos, fierros, piedras y golpes de puño fueron los personajes principales de la riña, que logró disuadirse a minutos de haber comenzado. Horas más tarde, Fernando Esteche, ex representante de la agrupación de izquierda, denunció haber sido apuñalado en sus brazos y piernas por sus exs compañeros.
En la citación que comenzó a los pies del Obelisco, y que de poco fue avanzando hasta las zonas más aledañas a la Casa de Gobierno, Pirámide Invertida habló con un joven partícipe de una agrupación, que confesó estar allí por otras intereses: “Vengo por una necesidad económica, por una citación de un movimiento de desarrollo social en el cual estoy”, soltó y excusó sus palabras en base a su situación de desempleo, además de mostrarse como ajeno a la a situación a la que se lo convocó.
Al avanzar más en el tiempo, casi al fin de la jornada, más de un centenar de personas, en su mayoría de baja edad y encapuchados, se dedicaron a realizar pintadas en contra del presidente Mauricio Macri y de Patricia Bullrich en el Cabildo, lo que prosiguió con destrozos de los vallados que separaban la Plaza de la zona más cercana a la Casa Rosada. Incendios de contenedores de basura y hostigamiento hacia los pocos oficiales de policía, que debieron refugiarse de las piedras, detrás de la Pirámide de Mayo. Debido a los hechos, la policía antimotines intercedió en los enfrentamientos y resonaron balas de goma para disuadir a los manifestantes. A causa de los conflictos, se registró una suma cercana a los 30 detenidos. Actos similares, y hasta quizá con más énfasis en el sur del país, fueron una constante.
Enzo Berón