El principal dilema de los padres a la hora de que sus chicos comiencen las clases, ya sea en escuelas primarias o secundarias, es el de enviarlos a una escuela pública o una escuela privada. Según los resultados de la evaluación «Aprender», que se realizó a fines de 2016 en 39.000 escuelas públicas y privadas de todo el país, y cuyo objetivo era analizar los conocimientos educativos de alumnos de primaria y secundaria, 7 de cada 10 estudiantes tienen problemas en conocimientos básicos de matemáticas y 5 de cada 10 tienen inconvenientes a la hora de leer o comprender un texto. El nivel de conocimiento de los alumnos de escuela privada duplica al de los de escuela pública, y quizás es por esto que cada vez más gente elige la escuela privada por sobre la pública. Las principales razones son la ausencia de los maestros y profesores, y la incontable cantidad de paros docentes en el último tiempo, lo que les quita días de clase a los alumnos. Sin embargo, las escuelas privadas han aumentado se han vuelto más onerosas en el último tiempo. Entre noviembre de 2016 y junio de este año ha habido un aumento del 16% aproximadamente en las cuotas, y se espera otro ajuste para el final de este año.
Pirámide Invertida habló con dos madres para que cuenten su visión sobre las escuelas públicas y privadas: “En la escuela pública la enseñanza no es mala pero las/os maestras/os faltan mucho y la comida cada vez es peor. La escuela privada es para cierta clase de gente, son muy caras, antes era más accesible pagar una cuota pero ahora ya no está al alcance. Mi hijo más grande fue a escuela privada los primeros 4 años de la primaria, y hasta egresar en 5º año estuvo en una escuela pública. Mi hijo menor, que está en 7º, hizo toda la primaria en escuela pública y lo más seguro es que haga allí la secundaria también, por una cuestión económica, en principio, pero además, estoy conforme, en general, con la enseñanza pública”, sostiene una de ellas. Sin dudas, el tema económico es importante a la hora de elegir una escuela. Hoy en día, una cuota puede rondar desde $ 2.000 para arriba. Varias personas estarán de acuerdo con el testimonio anterior, pero también existen miradas distintas: “Si bien las públicas tienen un nivel de exigencia menor que las privadas, tuve compañeras y familiares que asistieron a éstas y tienen buenas referencias, tanto en lo educativo como en lo social. Sin embargo, me daría miedo mandar a mi hijo ahí porque muchas veces no tienen clases y en la televisión se muestran casos de violencia y bullying más frecuentemente que en las privadas. Quizás uno tiene más confianza en este tipo de instituciones porque tiene que pagar, pero esto no te asegura nada”, comenta otra madre de alumno.
También dio su testimonio una docente de escuela pública: “La gente prefiere la educación privada aunque así se le vaya el sueldo. La elección se basa en que los padres se aseguran de que sus hijos tengan clases todos los días; ésa es la única diferencia, no hay otra. En las escuelas públicas se registra demasiado ausentismo”, explica. El nivel de ausentismo está por encima del 15%. Hoy en día, un maestro cobra alrededor de $ 15.000, una cifra que está en el límite de pobreza según el INDEC, pero los conflictos con el Gobierno se dan debido a que se menciona que ese sueldo es por un cargo de 4 horas solamente y que poseen un mes y medio de vacaciones pagas. En las escuelas privadas, a los docentes que faltan se les descuenta el día.
Como se ve, la tendencia indica que si una familia cuenta con el dinero necesario para enviar a su hijo a una escuela privada se asegurará de que tenga clases todos los días. Si no es el caso, la escuela pública puede brindarle una calidad educativa similar.
Sebastián Bezerri, Cristian Seco y Santiago Scarabelli