El Edén Hotel, provincia de Córdoba; el Club Hotel de la Ventana, en Buenos Aires, y el Gran Hotel Termas de Villavicencio, ubicado en Mendoza, marcaron una época vinculada al apogeo de los turistas en la Argentina, los cuales solo eran provenientes de la clase alta y extranjeros de gran poder adquisitivo. El servicio y las instalaciones eran de primer nivel, de manera tal que esos establecimientos no ahorraron en costos: desde el tamaño de las alcobas hasta las decoraciones, la cantidad del personal e incluso el transporte. Sin embargo, pese a sus lujos y poderío económico, todos terminaron en la ruina, por deudas económicas o motivos políticos.
El Hotel Edén, La Falda, fue inaugurado en el año 1899 y vivió su momento más esplendoroso desde el año 1912 hasta 1945. Durante esos años recibió a representantes de la nobleza europea y familias de la alta sociedad nacional. Entre sus huéspedes más destacados estuvieron Albert Einstein, el príncipe de Gales y los presidentes Julio Argentino Roca y José Figueroa Alcorta. Tenía 100 habitaciones que albergaban a 250 clientes y 125 empleados. Luego del cambio de manos, llegaron las deudas y finalmente se remató el albergue en la década del 60. Dos décadas después, una empresa quiso “revivirlo” pero sólo lo logró por un año.
El Club Hotel de la Ventana, de Villa Ventana, fue inaugurado el 11 de noviembre de 1911, y fue llamado “la maravilla del siglo” al ser considerado el hotel más lujoso del mundo, aunque soló funcionó seis años. Las dimensiones eran de unos 6.400 m² cubiertos con 136 habitaciones, 56 baños, la mayoría con grifería de oro, cuatro suites de dos dormitorios con cocina y comedor, y con muebles traídos de París. Esta maravilla de la arquitectura se vio afectada en el año 1914 por la depresión económica y la guerra mundial; sin embargo, el golpe de nocaut lo recibió con la prohibición de los juegos de azar, en 1917. Tres años después, el hotel cerró.
El Gran Hotel Villavicencio fue inaugurado en el año 1940 y funcionó hasta 1978. Se encontraba entre 72 mil hectáreas de área protegida, contaba con 30 habitaciones con baño privado y agua termal en cada una de ellas. Los turistas llegaban desde Retiro a la estación mendocina e inmediatamente se iban al albergue. Se destacaba el ambiente común, donde turistas y gente del lugar se juntaban a tomar el té o a jugar juegos de mesa. También tenía cancha de tenis. El hotel dejó de funcionar en el año1978 y los proyectos de re-apertura nunca se concretaron.
Osmar Vallejos, Diego Oliva y Facundo Sotelo