El misterio del descubrimiento de una máscara de cobre que envuelve a la provincia del noroeste argentino, donde llamaron al caso “El hombre de la máscara de hierro», desató un revuelo importante en la región y los expertos confirman que esta investigación podría cambiar la historia regional, ya que el objeto descubierto tiene 3.000 años de antigüedad y no hay antecedentes similares que daten de esa época.
Leticia Inés Cortés y María Cristina Scattolin, que llevan adelante el trabajo, explicaron: «Aunque el Noroeste argentino ha sido considerado como el centro de la producción de estaño-bronce en los Andes prehistóricos y en el foco inicial de la producción del cobre, las discusiones sobre los orígenes de la metalúrgica andina suelen descuidar gran parte de la evidencia arqueológica más antigua del noroeste de la Argentina y norte de Chile».
La máscara fue encontrada en Bordo Marcial, un espacio arqueológico ubicado en el Valle del Cajón, en la ciudad de Andalgalá. Posee los orificios tanto de los dos ojos, como también de la nariz y boca, más unas pequeñas aberturas a cada lado, posiblemente para sujetar una cuerda; es de aproximadamente 18 centímetros de largo por 15 de ancho y 1 centímetro de espesor. Además, tiene una perforación cerca del ojo izquierdo, que al estar a la intemperie ocasionó que la pieza se partiera en cuatro partes, con lo cual y para no dañarla más, los arqueólogos decidieron dejarle la capa de corrosión.
Los resultados mostraron que la máscara fue hecha de bronce usando minerales de la Mina Capillita, en Andalgalá, a unos 70 km de Bordo Marcial. Para su realización, las investigadoras afirmaron que alguien golpeó el metal mientras se enfriaba, luego de haberlo calentado.
La excavación del sitio también reveló un enterramiento colectivo de al menos 14 personas, y tanto ellos, como la máscara fueron expuestos a la lluvia durante el verano, dejando una mezcla de huesos humanos y la máscara sobre ellos.
Finalmente, cerca del lugar se encontró un segundo enterramiento, en el cual se hallaron los restos de un niño de la misma antigüedad que la máscara, que en su poder tenía una piedra tallada y un colgante de cobre.
Facundo Sotelo, Diego Oliva y Osmar Vallejos