Pese a las dificultades que conlleva su enfermedad, conocida como «huesos de cristal», Juan Ignacio Paresón sobrepasó todas las expectativas y logró recibirse de contador público el 23 de mayo en la Univeridad Católica de Santa Fe, sede ubicada en Reconquista. «Estoy feliz de por fin tener mi título. Recibí saludos de todo el mundo. En la calle, por Facebook, por todos lados», contó el joven, alegre. Pero no le fue nada fácil recibirse: «Juani» tuvo que viajar unos 50 kilómetros para poder rendir su ultima materia del Seminario de Investigación Científica: «Había que hacer un trabajo y defenderlo oralmente, por suerte me fue muy bien y los profesores me felicitaron», detalló Paresón. Con respecto a los 50 kilómetros de viaje que tenia que hacer, no se asemejaban al enorme esfuerzo que solía hacer día a día para poder llegar a donde está actualmente. Juan Ignacio padece de osteogenia imperfecta (OI), una enfermedad que debilita los huesos y hace que se rompan con facilidad sin ninguna causa aparente. La OI puede ser grave o leve, pero a Juan Ignacio lo afecta la más grave, que es la tipo dos.
«Me fracturaba hasta seis veces por año y tenía que viajar todos los meses a Buenos Aires para tratarme. Por suerte no me rompo nada desde julio de 2010, justo cuando empecé la facultad. Y si bien mi enfermedad no se cura, hace poco los médicos me dijeron que me podía considerar dado de alta», comentó el contador, que pese a la adversidad pudo hacer la carrera de una manera relativamente mas sencilla.
Con la felicidad de haber terminado la carrera, ahora el joven sale en busca de trabajo para poder ejercer su anhelada profesión: «Ojalá que salga algo en Reconquista. Me gusta vivir en Lanteri, pero la realidad es que acá no hay muchas posibilidades de seguir capacitándose en lo mío. Ahora tengo que empezar a buscar», explicó el santafesino. Fe es lo que le sobra.
Tiago Ciale y Joaquín Vázquez