El pasado 7 de mayo de 2017 se cumplió un aniversario que no muchos tienen en cuenta en el mundo deportivo del golf, el fallecimiento de Severiano Ballesteros. Ese día del año 2011 partió uno de los mejores golfistas españoles y de la historia a una muy temprana edad, a los 54 años.
Nacido en el barrio de Pedreña un 9 de abril de 1957 Seve, como muchos lo recuerdan con ese sobrenombre, inició su carrera deportiva en el año 1974 y en ese mismo período ganaría uno de sus tantos campeonatos como profesional: el Campeonato Nacional Sub-25 y el Open de Vizcaya. Hasta ese momento, ni él mismo sabía que dejaría una gran huella en esta disciplina y para todos los fanáticos del golf.
A lo largo de su carrera como profesional, consiguió varios logros y rompió marcas que ningún otro golfista pudo lograr y superar hasta el día de hoy. Ganó el Masters de Augusta de 1984, el primer jugador europeo en ganarla y también el primero en coronarse campeón en el Abierto Británico. Con tan solo veintidós años, fue considerado como el jugador más popular de sus tiempos, al dejar atrás a Nick Falo, entre otros.
Pero aparte de destacarse en los campos de césped, Ballesteros tuvo grandes contribuciones para que este deporte se pudiera divulgar. Por este motivo, estuvo a cargo de construcciones de canchas de golf y actuó como organizador de torneos. Su primera cancha diseñada fue en España, más bien en la cuidad de Cádiz. Fue mucho lo que hizo Severiano por el golf, pero lo más destacado fue la creación de la Fundación Severiano Ballesteros.
La causa de su muerte comenzó el 6 de octubre de 2008, tras sufrir una pérdida momentánea de la conciencia; se trató de un tumor cerebral. Fueron dos meses en los que Severiano estuvo internado en un hospital de Madrid en donde pasó por varios tratamientos, todo tipo de médicos y cirugías que necesitó para salir adelante, pero no sería suficiente. Todo empezaría a estar en condiciones al recibir el alta médica, pero sufrió, con el tiempo, un alto empeoramiento en su estado neurológico, causa que provocó, en la madrugada del siete, su fallecimiento.