Entre el 5 y 13 de agosto, la ciudad de Londres albergará al Campeonato Mundial de Atletismo. Las diversas disciplinas se realizarán en el Estadio Olímpico, al igual que ocurrió en los Juegos Olímpicos de 2012. 34 años se cumplen de la creación del Mundial de Atletismo por parte de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), tras demostrar la falta de una competición importante únicamente destinada al mundo de los atletas.
De hecho, esa idea de la carencia de una competencia exclusivamente de este deporte se estuvo cociendo durante 20 años, ya que fue en la década de los ‘60 cuando se empezó a pensar en ello. Hasta ese momento la gran competición para los deportistas eran los Juegos Olímpicos. Pero esta situación terminó en 1983 cuando el sueño de muchos amantes se hizo realidad. Durante sus primeras ediciones, la periodicidad se estableció cada cuatro años, pero a partir de Tokio 1991, se instauraron cada dos. Helsinki, la capital de Finlandia, admitió la primera cita realizada entre el 7 y el 14 de agosto y contó con la asistencia de 1355 atletas procedentes de 155 países. El primer puesto se lo llevó la Unión Soviética con 229,5 puntos, seguida por la República Democrática Alemana, con 220; tercero fue Estados Unidos, con 218 unidades.
Muchas cosas se diferencian desde los inicios en 1983 y la actualidad, pero una cosa no ha cambiado: este deporte sigue relacionado indefectiblemente con los éxitos de Estados, regímenes y banderas.
El fruto de la tensión que viven atletas, los negociaciones y las instituciones gubernamentales trae a la mente viejos recuerdos de viejos ejemplos. En los años ‘50 los estados comunistas abocaban en el deporte el esfuerzo del prestigio internacional. Muy rápidamente, Estados Unidos comenzó a invertir en tecnologías de entrenamiento, y en las décadas de los ‘70 y ‘80 aparecieron las prácticas sistemáticas de antidopaje.
En febrero del corriente año, el presidente de la IAAF, ratificó que Rusia seguirá suspendida por el llamado “Dopaje de Estado”, y no podrá participar en el mundial de atletismo.
¿Tiene armas el atletismo para reponerse a todo ello? Con esta idea y por el bien de la afición a este deporte, es necesario recurrir a su pureza. Es el deporte rey y debe solucionar sus problemáticas. La misma federación internacional anuncia que cada día se estrecha más el cerco a los tramposos. Se necesitará creer en los atletas, en las voces de ellos, que ya saben que la trampa puede ser lo único que ensucie a este gran espectáculo. La información deportiva deberá ser crítica y transparente. Si solo se escucha a la prensa informar cuando un récord es batido o se consiga una medalla, el espectador tendrá una imagen falsa y mentirosa de la exhibición.
Federico Quiroga