Gabriela Sabatini fue una de las mejores tenistas de los últimos tiempos. Pero por algo se empieza, y la pasión se siente desde pequeño. A los 6 años, fue cuando les pidió a sus padres que le compren su primera raqueta, que luego utilizaría para jugar contra la pared del frontón del Club Atlético River Plate. Su hermano, principal inspirador, practicaba tenis bajo el mando del profesor Daniel Fidalgo. Comenzó a tomar clases en el club, y cuando el entrenador notó su talento, la invitó a tomar clases en la escuelita de tenis del club.
Tras cumplir 12 años, llegaría el momento de competir en el denominado Mundialito infantil, desarrollado en Caracas. Fue el primer gran torneo de su carrera, y en donde lograría el primer puesto de la competencia, sin dejar dudas de su gran talento.
Dos años más tarde, logró coronarse como Campeona Mundial Juvenil en singles y dobles; se destacó la consagración obtenida en Roland Garros, el torneo más importante sobre polvo de ladrillo.
Fue en 1985, en Tokio, donde ganó su primer título como profesional de la WTA, tras vencer a la norteamericana Linda Gates. En 1988 comenzó lo más importante de su carrera a nivel profesional, ya que logró cosechar el primero de sus cuatro Masters 1000 de Roma y el torneo de maestros, competencia que disputan las ocho mejores jugadoras de la temporada. Ese mismo año, alcanzó la medalla de plata de los Juegos Olímpicos de Seúl, donde también fue abanderada de la delegación argentina.
Para 1990, se da otro salto en su carrera, algo que los experimentados aseguran está ligado a la incorporación de su nuevo entrenador, el brasileño Carlos Kirmair. Ganó el Abierto de Estados Unidos, imponiéndose a su amiga y rival Steffi Graf y se convirtió en la primera argentina -única hasta la actualidad- en ganar un Grand Slam. Ese mismo año volvió a disputar la final del Masters femenino y perdió ante Mónica Seles.
A finales del 94, se coronó campeona del Masters femenino por segunda vez en su historia, al derrotar a la estadounidense Lindsay Davenport. Luego, se consagraría en el torneo de Sídney en 1995, su último torneo como profesional.
A los 26 años, tomó la difícil decisión de retirarse del circuito profesional, dejando un vacío enorme en el mundo del tenis. Luego de varios años, Sabatini expresó: “Cuando dejé, sentía un agotamiento mental. Llevaba dos o tres años en los que ya no disfrutaba. Me puse en contacto con un psicólogo deportivo y me hizo darme cuenta de que ya no quería jugar más. Estaba agotada, necesitaba alejarme del tenis. Ya no era feliz”, agregó.
En la actualidad, la ex tenista tiene su línea de perfumes, como fragancias con aroma a flores y campo “Gabriela Sabatini”, “Cascaya”, “Magnético”, “Bolero”, entre otras. Posee alrededor de 15 líneas diferentes en el mercado. Además, participó de varios negocios inmobiliarios en las afueras de Buenos Aires, donde quiso construir un club de tenis, polo y hospedaje.
Fuera del ámbito de los negocios, participa de proyectos solidarios y es madrina de las escuelas deportivas de Mar del Plata junto a Emanuel Ginóbili, entre otros deportistas. Gracias a la ayuda de Gabriela, se inauguraron las escuelas deportivas de la Fundación Baccigalupo en Mar del Plata, que brinda una mejor calidad de vida a chicos con capacidades diferentes.
A días de cumplir 47 años, sigue siendo una leyenda de nuestro deporte. Además, figura en el Salón Internacional de la Fama de tenis desde el 15 de julio del 2006.
Hernán Garcia – Carlos Piñel – Tomás Cascallares – Paula López Valdi – Micaela Fernandez – Johanna Rossi