A los 34 años y con una extensa carrera en su lomo, Carlos Delfino arribó a Boca a mediados de marzo de este año. El ex Libertad de Sunchales y Unión de Santa Fe retornó a la Argentina con el objetivo de ayudar al club en el cual realizó las divisiones inferiores, a salvarse del descenso. “Es bueno volver a jugar en casa, creo que puedo aportarle cosas importantes al equipo”, soltó Carlos Delfino tras su debut ante La Unión de Formosa. Boca, club histórico de la Liga Nacional por los títulos obtenidos, se encuentra en un momento sensible de su historia, ya que se encuentra último en la tabla de posiciones y casi condenado a disputar el playoff de descenso ante Echagüe de Paraná. El “Lancha”, si bien venía de 4 años de inactividad por las continuas lesiones que sufrió, fue determinante en varios partidos que disputó hasta el momento en Boca. Sin embargo, el bajo nivel de sus compañeros terminó por sepultar las esperanzas del conjunto dirigido por Ronaldo Córdoba de salir de la última posición.
De cara a lo que viene, Boca tendrá este sábado a la noche una prueba de fuego, ya que deberá enfrentar ni más ni menos que a Echagüe en «La Bombonerita”, en lo que será la fecha 50 de la Liga. Será un encuentro importante para medir las fuerzas de ambos equipos y para que Boca se dé cuenta donde está parado realmente. Además, el local contará con el debut del estadounidense Will McDonald, jugador que viene a sumarse para disputar los encuentros finales. En relación a los playoffs, Boca y Echagüe tienen una historia muy diferente: el “Xeneize” jugó 209 partidos, ganó 114 y perdió 95, mientras que la institución de Paraná solamente disputó 45 encuentros, en los cuáles obtuvieron 16 victorias y 29 derrotas.
A pesar de las ganas y el interés por parte de Delfino de llegar a Boca, hay una realidad que es inevitable: su mala condición física. El “Lancha” sufrió siete operaciones en su tobillo derecho. Ese tobillo que se terminó de dañar cuando jugaba en Houston, en la NBA. Luego de realizar una volcada ante el gran Kevin Durant, Defino cayó con todo el peso sobre su pie y terminó por lesionarse el denominado hueso escafoide. Este golpe produjo su larga inactividad de cuatro años, aunque viajó a Río de Janeiro para disputar los Juegos Olímpicos. “Una de las razones por las que vengo a Boca es porque sé que tienen buenos médicos que me pueden ayudar”, declaró el jugador. En los partidos, su lesión le impide poder disputar más minutos de los que actualmente juega, por eso el santafesino tiene que ser atendido por los médicos del club cada vez que sale del campo de juego.
Si bien no está en su plenitud física, Delfino, con muy poco, sigue siendo el jugador diferente que tiene el plantel y el que puede marcar la diferencia en los juegos claves que están por venir. Toda la fe está depositada en él.
Autores: Sebastián Bezzerri, Sebastián Fittipald, Cristian Seco y Santiago Scarabelli.
Segundo A, turno tarde.