Bahía Basket dista de todo lo conocido en la Liga Nacional, porque no es un club como los demás. Surgió en 2010 de una alianza entre Estudiantes de Bahía Blanca y la empresa Weber Saint-Gobain: uno aportaba la plaza para jugar en La Liga Nacional y el otro aportaba el capital económico, con el objetivo de formar jugadores y otorgar oportunidades para la ciudad que tanto que le dio a este deporte.
Pero este proyecto no fue simplemente un arreglo comercial entre un club y una empresa, todo esto nació bajo el ala de uno de los grandes jugadores de la Generación Dorada del básquetbol argentino, Oscar “Pepe” Sánchez, quien con su vasta experiencia le dio al conjunto bahiense, no sólo su tiempo -ahora es el presidente- sino que también jugó para el equipo entre el año de la fundación y el 2013, momento en el que se retira como jugador.
Con tan sólo 7 años como club en la Liga, el año pasado Bahía logró algo con lo que muchos sueñan: participó en la Liga Sudamericana y estuvo a dos partidos de alcanzar la final de la Liga Nacional. Sin embargo, lejos de conformarse, el pasado marzo, volvió a competir en el ámbito internacional al participar de La Liga de las Américas, donde disputó la final que perdió contra Guaros, de visitante, en Barquisimeto, Venezuela.
Aunque no se puede dejar de nombrar a quien lleva adelante este equipo desde 2013, Sebastián Ginóbili. Lejos de estar a la sombra de ser “el hermano de”, el bahiense de 44 años, cumple un rol clave para sus dirigidos. Un entrenador que no se deja caer aunque el resultado no sea el deseado, pero más que nada, prioriza el buen juego y la conducta de su plantel.
Además, “Sepo” Ginóbili participa en las actividades del club en otros ámbitos. Desde hace 3 años organiza el «Campus» con Pepe Sánchez, en dónde el club busca formar a todas las divisiones en el desarrollo competitivo que caracteriza a Bahía Basket.
En tiempos donde a los deportistas de elite se les reclama una retribución a las disciplinas que los catapultaron a la fama, Ginóbili, Sánchez y Alejandro Montecchia (ayudante de Sepo), transmiten los valores que caracterizaron a la Generación Dorada, que aún desde el retiro deportivo, le siguen brindando al básquetbol la excelencia de los mejores.