Los fenómenos naturales y los factores climáticos suelen ser los inconvenientes más graves para las poblaciones de todo el mundo. Si bien hoy en día se pueden predecir debido al avance de la tecnología, en algunos de ellos, como las precipitaciones, resulta difícil determinar cuánta será la cantidad de agua que caerá sobre las regiones afectadas.
Un claro ejemplo es el de la provincia de Tucumán, la cual ha sufrido últimamente constantes lluvias en las zonas rurales, que no le han dado tregua. Según informó el departamento de Defensa Civil, por cada hora que pasaba caían entre 70 y 80 milímetros de agua. A su vez, la crecida de los ríos Marapa, San Francisco y el arroyo Matazambi, sumado todo eso al caudal proveniente del rebalsado dique Escaba, agravaron aún más la situación.
Ante este panorama y con más de 80 familias evacuadas, el gobernador Juan Manzur tuvo que declarar a la provincia en estado de emergencia hídrica, social, comunitaria y agropecuaria. Esta medida fue impuesta para ayudar a los departamentos más afectados por el agua, como los de La Cocha, Graneros, Alberdi y Simoca.
Sin embargo, la realidad que viven los tucumanos no es ninguna novedad, ya que en los últimos meses las provincias de Chubut, Catamarca y Santa Fe han sufrido situaciones parecidas. Más allá de las mejoras en las tareas de asistencia para los afectados, no se pueden entubar los grandes ríos ni controlar las lluvias, por lo cual las inundaciones seguirán siendo un problema de difícil solución, al menos en lo inmediato.
Juan Manuel Meza Coronel