El pasado domingo se realizó en Buenos Aires la primera edición de The Color Run Argentina, la carrera con un recorrido de 5 kilómetros en la que la mayor importancia no es el registro sino pasarla bien y llenarse de color. El evento se realizó en Puerto Madero y en cada kilómetro los corredores eran bañados con colores hasta llegar a la meta, donde estaba instalado un escenario en el que se realizaron diversas actividades con música electrónica de fondo; todo un festival que aseguraba la fiesta y la explosión de colores y el disfrute para los participantes. Es por este motivo que este evento, que comenzó en Estados Unidos en 2011 y ya se realiza en más de 200 ciudades en 52 países del mundo, es conocido como “Los 5K más felices del mundo”.
A las 9:30 de la mañana estaba programado que comenzara la carrera. A cada persona en la compra de sus kits se le otorgó junto a la camiseta una banda de color con la que se identificaría en grupos para poder largar. A pesar de ser la primera vez que la prueba se realizaba en Buenos Aires, la organización estuvo impecable y también ayudó el amplio espacio que Puerto Madero ofrece un domingo para realizar este tipo de actividades. En el lugar había desde pequeños llevados en sus coches por sus padres hasta señoras que aparentaban unos 60 años, e incluso estaban aquellos que corrían con sus mascotas. Y también los que corrían con algún disfraz gracioso, con máscaras, e incluso los que no querían ser manchados pero corrían igual y se reían viendo al resto de personas llenas de pintura.
No era necesario ir corriendo, ya que había quienes caminando se tomaban selfies, paraban a refrescarse un poco e incluso en cada estación ubicada con 1 kilómetro de diferencia donde se llenaban de colores aprovechaban para tomar bolsas de color para la explosión de color que se realizó al final del evento. Luego de que todos los participantes cruzaron la meta se les invitó a participar del festival de música frente al escenario, en un show animado por Santiago Vásquez y unas modelos de Unicenter, uno de los patrocinadores de la prueba. También había provisión de bebidas y frutas para que la gente pudiera alimentarse y seguir disfrutando.
Fue un domingo diferente, en el que todos aquellos que asistieron a la carrera pudieron comprobar ese viejo dicho según el cual “lo importante no es ganar sino divertirse”, porque en una carrera donde no se cronometra el tiempo para llegar a la meta los verdaderos ganadores terminaron siendo aquellos que la pasaron mejor en esta fiesta deportiva. En su primer año y con casi cinco mil participantes, los organizadores sin duda intentarán que se incremente la popularidad de esta carrera para que año tras año se difunda más su objetivo de realzar los valores de una vida saludable y disfrutar de una divertida jornada de deporte y esparcimiento.
Por Juan Carlos Pohl y Patricio Ward