Agustín Bajz, de 27 años, es entrenador de la Sub 15 y Sub 17 de básquetbol de River Plate. Dialogó con “Pirámide Invertida” y nos cuenta su forma de trabajo y enseñanza que brinda en el club.
– ¿Desde cuándo sos entrenador?
– Yo empecé como ayudante de mini básquet en Unión Vecinal de Villa Adelina. Y como jugaba en River, por recomendación, me dieron el puesto de profesor de inferiores desde el 2010.
– ¿Estudiaste para ser entrenador?
– Estoy estudiando ahora, y a la vez trato de ir a todas las clínicas posibles de entrenadores de renombre como las que realiza Sergio “Oveja” Hernández.
– Una vez dentro del “Mundo River”, ¿te dan una bajada de línea de cómo tenes que manejarte con los chicos?
– Hay un head-coach que es el que manda acá en básquetbol. Se llama Roberto Santin. Él nos comenta los trabajos específicos que tenemos que hacer con el jugador, su formación, fundamentos técnicos, tácticos. En simples palabras, lo que tengo que lograr es que el jugador llegue a primera división con la mayor cantidad de fundamentos sabidos.
– ¿Tenes comunicación con los padres de los jugadores?
– No mucha, pero tengo. Siempre una charla seria hay que tener.
– ¿Sobre qué temas se habla?
– A principio de año o temporada se habla acerca de lo que se va a hacer. Hablamos de los que van a jugar poco, o de los que van a necesitar más horas de entrenamiento. Del que tiene que ir al nutricionista. Se deben aclarar muchas cosas, siempre hablando del jugador.
– ¿Nunca tuviste problema con alguno de ellos? ¿Alguno que moleste diciendo “¿Por qué no lo metes al pibe que tiene ganas de jugar?”
– No, por suerte nunca. Los padres lo toman muy en serio a esto. Acá las decisiones siempre las tomo yo, y los demás acatan.
– ¿Y si a algún chico debiste sacarlo del equipo, encontraste algún tipo de resistencia? dentro del plantel?
– Hubo uno, pero por decisión propia no vino más. Todos mis jugadores están comprometidos con el deporte.
– Entonces deben tener una mentalidad de jugador profesional, alejado de las drogas…
– Acá “las drogas” es mala palabra. Están en una etapa de aprendizaje, y deben seguir mis reglas a rajatabla. Si nos entendemos bien, vamos a lograr el objetivo. Por suerte mis chicos están en un buen nivel.
– ¿Cómo trabajás el tema del esfuerzo y la continuidad de los chicos?
– Mis jugadores saben que si no entrenan no mejoran. Y el que no mejora, en mi equipo no juega. Ellos son constantes, van a entrenar todos los días posibles que tienen horario de entrenamiento, que son los martes, miércoles y viernes.
– ¿Y la parte emocional? ¿Es clave en tu posición de entrenador?
– En parte sí. Eso se va formando a medida que van pasando los entrenamientos. Hago un seguimiento de cada uno de ellos. Y si algo anda mal, vemos como lo solucionamos. Son retos que te marcan el camino.
– ¿Cuál es tu modalidad de trabajo?
– Les enseño los fundamentos básicos, la defensa, el ataque y la transición entre estos. Con lo que aprendí en mis años de jugador, y con lo que me dicta Roberto.
– ¿Cómo ves a las nuevas generaciones? Con respecto a las que tenés ahora y a lo que te acuerdes de cuando jugabas, ¿cambió mucho la modalidad de trabajo?
-Si. Totalmente. Antes los chicos estaban más tiempo en el club entrenándose. Yo me la pasaba todo el día en el club. O en la calle jugando. Ahora están más tiempo con la PlayStation o con el celular. Trato de inculcarle a los pibes que es bueno el esfuerzo para ser mejor.
– ¿Y por la parte política? ¿Notás cambios de D’Onofrio respecto de Passarella o Aguilar? ¿O no le dan tanto interés?
-La parte política a nosotros no nos afecta para nada. Nosotros que trabajamos en el básquet hacemos el mismo trabajo. Lo fue hace años y lo sigue siendo ahora.